jueves, 30 de octubre de 2025

AQUELARRE

 La noche del 31 de Noviembre, noche, en la cual, la barrera entre el mundo de los vivos y el de los muertos se desdibuja, permitiendo que los espíritus regresen.

Un sacrificio en el aquelarre fue el inicio. Abrió la puerta y los espíritus entraron.

Por los senderos en medio de los bosques gallegos, carreteras secundarias y caminos de tierra y barro los espíritus de los soldados de la guerra civil española caminaban en dirección a casa.

Un granjero llevó en su vieja furgoneta Ford a uno de ellos. El muchacho, según contaría en la taberna más tarde, era más bien callado sólo quería que lo llevara a su aldea a la casa de sus padres a Salgueiros. Cuando entraron en la zona de casas el soldado desapareció bajo los ojos atónitos del hombre. Ya no estaba. Se había ido. Esfumado.

Cuando Faustino lo vio entrar en su local, no pudo menos que preguntarle si estaba bien. Manolo estaba temblando, pálido como la cera y en cuanto el tabernero se acercó  Manolo se abrazó a él llorando y diciendo que había visto un fantasma.

Faustino lo consoló. Le sirvió un orujo. Allí fue cuando Manolo se dio cuenta de que no estaba solo en la taberna, muchos vecinos estaban ahí con él mirando por los grandes ventanales del local.

Manolo hizo lo mismo y miró hacia fuera. Decenas de soldados caminaban hacia el pueblo. Eran poco menos que críos salidos de una guerra que se había producido en aquellos parajes hacía casi cien años.


viernes, 24 de octubre de 2025

EL COMANDANTE

 Llevaba casi veinte años viviendo en un asentamiento cerca de Senegal, destinado a instruir a los soldados recién salidos de la academia. Sabía que aquel destino era el peor castigo que se le podía imponer a un hombre de su rango. Sabía perfectamente que había acabado allí por su exceso con la bebida y su gusto excesivo por las mujeres. 

Pero su devaneo con el otro sexo terminó cuando conoció a Kenai, una mujer de una tribu cercana que le había calado en lo más hondo de su ser. Tuvo un hijo con ella, al cual lo veía bastante a menudo, siempre a escondidas porque ella era una mujer de color. Y era del todo mal visto que un hombre blanco de su poder tuviera un interés más allá del sexo por una mujer con ella. Su relación era un secreto a voces entre los vecinos de la mujer y su campamento. Aunque nadie se atrevió a reprocharle nada en ningún momento.

Una tarde recibió un telegrama. Lo reclamaban en Londres, para un asunto de vital interés. Se llevó consigo a un hombre de la aldea con el cual había entablado una gran amistad. Le explicó que para él era un amigo pero para sus superiores era un esclavo, su esclavo. Aunque le prometió que a su lado no le pasaría nada.

En Londres se llevó una sorpresa cuando sus superiores sabían lo de su relación con Kenai y la existencia de un hijo entre ellos.
Pero mayor fue la sorpresa cuando el muchacho entró en la sala. Lo habían golpeado y estaba semiinconsciente agarrado por los brazos por dos soldados para que no se cayera.

Le dijeron que aquella relación se había acabado.

Alguien abrió la puerta y otro soldado entró con la cabeza de su amada sobre una bandeja.

No se derrumbó. Permaneció impertérrito ante aquella macabra visión.

Las órdenes eran que tenía que llevar a su hijo junto a otros esclavos para su venta al amanecer, en la plaza de Trafalgar.

Su amigo que había logrado esconderse se reunió con él y juntos trazaron un plan.


Aquella noche el Mosaken, su amigo, comenzó a gritar y hacer ruido delante del palacio de justicia donde tenían encerrados en el sótano a los esclavos. El comandante entró vestido con una capa que le cubría la cabeza. 

Liberó de sus cadenas a todos los hombres que había allí.

A su hijo le dio una bolsa de lona con ropa limpia y comida y les dijo que se fuera lo más lejos posible o al amanecer su vida se convertiría en un infierno.

Debido al estruendo un pelotón de soldados se presentó delante del palacio de justicia y comenzaron a disparar a diestro y siniestro a la gente que salía de allí. El comandante murió de tres disparos en la espalda, pero su hijo, su amigo y tres hombres más lograron escapar.


jueves, 18 de septiembre de 2025

DESESPERANZA

 La alegría de haber conocido a Sara, de casualidad, en la biblioteca donde él trabajaba en su último poemario y ella era la bibliotecaria. Dispuesta a ayudarlo en todo lo que pudiera, dándole, según lo veía él, esperanzas de algo más que una amistad. 

Había hablado con ella lo justo y necesario. 

Él era un chaval tímido y el miedo al rechazo por parte de aquella joven tan guapa y jovial lo volvía loco. 

La tristeza invadió su alma al ver que ella ya tenía novio y esa tristeza dio paso al odio y la rabia por ser como era, un mindundi incapaz de conquistar a la mujer que amaba. 

Había conseguido una foto suya de un periodico local y que siempre llevaba en la cartera. 

Aquel día lo sacó y lo contempló. La odiaba y la amaba a la vez, eran unos sentimientos encontrados que lo llevaban a la locura y entonces ocurrió…

Había seguido sus pasos al cerrar la biblioteca. Lo hacía cuando salía sola.

Conocía su rutina, las calles por las que caminaba para ir a trabajar y luego para ir a su casa. 

Su risa cuando estaba con su novio le atormentaba, y hacía que la ira se volviera cada vez más y más grande obviando el resto de sus sentimientos.

Hasta que no logró aplacar aquella ira que lo atormentaba y la mató en un callejón cuando Sara iba a su casa.

Se sintió bien. Ya no sufriría más por verla con otro. Ya no sufriría más al verla en la biblioteca y saber que nunca sería suya.

Ahora se sentía aliviado. No era de él ni de nadie. Estaba muerta.

Pero aquel alivio, aquella euforia del momento dio paso a la desesperación.

El joven poeta se sumergió en la desesperanza. 

Nunca la volvería a ver.


jueves, 11 de septiembre de 2025

EL ASTEIRODE

 Desde el sótano de su casa Rubén García confirmó lo que se temía: un asteroide iba a caer sobre la tierra en las próximas horas.

Pero no sería uno cualquiera, éste tenía algo diferente: una luz intensa en el núcleo que lo hacía pasar por una gran estrella fugaz.

Era algo único en la historia, por lo menos que él tuviera conocimiento de ello. Aquello, fuera lo que fuese, no destruiría el mundo tal como lo conocemos, destruiría los cerebros de la gente.

Descubrió el asteroide que destruirá el mundo.

A las doce de la noche cayó en el mar en una ciudad al noroeste de España: Coruña

Marco tenía a su mujer en brazos, la balanceaba como si fuera un bebé, suplicándole que se despertara. Su camiseta favorita, la nueva del deportivo estaba empapada en sangre, una idea fugaz cruzó por su mente en aquellos momentos de dolor: ¿saldría la sangre? 

Laura tenía un corte profundo en su garganta de la que emanaba mucha sangre y aunque los intentos de su marido en parar la hemorragia ésta seguía saliendo a borbotones.

Rubén se dio cuenta de que tenía un cuchillo en las manos cubierto de sangre. Lo soltó presa del pánico.
Seguramente había luchado contra el asesino de su mujer. Pero no lograba acordarse de lo que había sucedido. ¿Seguiría el asesino en la casa?

Aquel pensamiento hizo que se levantara y recorriera la casa en silencio. Nadie. Llegó a la puerta de entrada. No parecía forzada. Todas las ventanas estaban cerradas. Entonces, ¿qué pasó? ¿Por dónde había entrado?

En la entrada de su casa había un gran espejo, se contempló en él. La imagen allí reflejada le mostraba un hombre, a él. No había sangre en sus ropas y el cuchillo que blandía estaba limpio.

Pero había algo diferente. Sus ojos, eran negros como una noche sin luna y sin estrellas. Se acercó más. Al hacerlo notó un dolor muy fuerte en su abdomen. El hombre del espejo, su reflejo le había clavado el cuchillo.

Todo esto pasaba en la ciudad y en el resto del país, la gente se mataba la una a la otra sin razón, Y luego delante de un espejo se suicidaban.


jueves, 28 de agosto de 2025

EL PACTO

 El pintor había ahogado sus penas en alcohol esa noche.

Sin ningún resultado.

La tristeza, la angustia de perderla, la pesadumbre de no poder hacer nada por salvarla, aunque no había dejado de intentarlo. Todos esos sentimientos junto con la ira y la sed de venganza lo habían llevado a un abismo profundo y oscuro en el que acabaría terminando de perder la poca cordura que le quedaba y que acabaría irremediablemente en la muerte. Su muerte.

Su amada esposa Elisa, espera la muerte encerrada en una mazmorra fría y húmeda.

Sucederá al alba y si no ocurre un milagro al amanecer la quemarán por bruja.

El pintor se levanta y sigue con el retrato de su esposa que está a punto de terminar. Cuando comienza a dar las primeras pinceladas escucha una voz proveniente del cuadro. Su amada Elsia le está hablando.

Se aparta asustado y cae al suelo. El terror invade su cuerpo y comienza a llorar. Aquello no es real. No puede ser real.

Pero la mujer del retrato, su amada Elisa, le dice que tiene una oportunidad para salvarla. Un caballero le ofrecerá un pacto el cual no puede rechazar.

Alguien está llamando a su puerta. Está asustado, piensa que ha perdido la cabeza y sin ser conocedor de ello como si alguien hubiese invadido su cuerpo se oye decir “pase”

Un caballero vestido elegantemente con ropaje caro y oscuro  le habla.

Le explica que puede salvar la vida de su esposa. Simplemente tiene que hacer un pacto con él.

Si lo hace se convertirá en un pintor afamado y junto con su esposa vivirán lejos, en paz y tranquilidad en una bonita casa rodeado de muchos hijos.

El pintor no se lo puede creer todo aquello que el hombre le está diciendo. Entonces le hace la gran pregunta.

-¿Qué quieres a cambio?

-Ese cuadro -le responde

El pintor no lo duda ni un instante y acepta.

Se hacen un corte en la palma de la mano y las estrechan para cerrar el trato.

Todo sucede tal y como había dicho aquel hombre. Pero hay algo que no va bien desde un principio. Su Elisa, su esposa querida, siempre sonriente y alegre, se ha vuelto una persona taciturna y triste. Ni sus hijos le alegran la vida. Se comporta como si no tuviera alma o como si ésta no fuera suya.

Con aquel pacto el diablo disfrazado de caballero se había quedado con el alma de la mujer.

Fue el amor el culpable del pacto.


miércoles, 13 de agosto de 2025

voces

 Se abrió de golpe la puerta del despacho del doctor Smith. Un enfermero con la cara descompuesta por el miedo le gritaba algo que él no lograba entender. El doctor intentó tranquilizarlo. Y poco a poco fue comprendiendo que algo pasaba con un paciente ingresado en el centro. Martí Salgado. 

Un esquizofrénico que había matado, en los últimos años, a diez personas (que se sepa, no se descarta que podían ser más) porque las voces de su cabeza se lo pedían.

El doctor Smith salió disparado del despacho seguido del enfermero. Los gritos provenían de la sala de la televisión.

Cuando Martí vio al doctor se acercó a él visiblemente alterado zarandeándole y gritándole que las voces habían adquirido formas.

-¡¡¡¡ Siento como me siguen!!! ¡¡¡ Los muertos me siguen!!! ¡¡¡Tiene que ayudarme!!!

Martí echó a correr hacia su habitación. El doctor fue tras él. La puerta se cerró de un portazo impidiéndole el paso. Intentó abrirla. Dentro los gritos de Martín cada vez eran más aterradores, siniestros…

El enfermero llegó con la llave.

Encontraron al paciente flotando a la altura del techo.

Se llevaba las manos a la garganta. Se estaba asfixiando. Dejó de resistirse y se cayó al suelo.

La sangre pronto tiñó de rojo el suelo.

Estaba muerto.

La autopsia determinó que la muerte de Martín Salgado fue por estrangulamiento. 

Pero…. ¿Quién lo había hecho?


jueves, 17 de julio de 2025

EL EXPERIMENTO

 La policía sabía, después de muchas horas de investigación,  que el asesino en serie que andaban buscando se camuflaba entre los indigentes de la parte norte de la ciudad.

Entonces decidieron hacer un experimento con la esperanza de que el hombre que buscaban estuviera entre ellos.

Escogieron a seis sujetos, entre ellos dos mujeres. Ellos tenían la certeza de que solo un hombre podría haber realizado aquellos hechos tan macabros:  cargar con un cuerpo cortarlo en pedacitos y luego ir dejando los restos en bolsas de basura por toda la ciudad. Pero nunca se sabía…. 

¿Daría resultado ese experimento? Ya lo verían.

Les habían dicho que estaban ahí para probar un nuevo fármaco para aumentar la atención. Su logro sería que ningún sonido los distrajera.

La recompensa por dicho experimento era de mil euros cada uno.

Un buen incentivo para aquellas personas que no tenían casi nada.

En cada habitación solo había una silla y un aparato de televisión colgado de la pared.

Asearon a seis personas, le dieron ropa limpia y los alimentaron.

Todos eran alcohólicos y en sus habitaciones no faltaba el alcohol. Querían que no se sintieran en un sitio hostil. No querían que la desconfianza hiciera mella en ellos.

A una de las mujeres, Clara, la pusieron en la sala número seis. Una mujer delgada y más bien baja de estatura. Era la más dócil de todos los escogidos. Tendría sobre unos cincuenta años, aunque aparentaba muchos menos. No debía de llevar mucho tiempo viviendo en la calle.

Cada sesión duraba media hora, en la cual, les ponían diversos ruidos en la habitación y en una pantalla, de la cual no podrían dejar de mirar en ningún momento, les iban poniendo fotografías y videos.

El primer día fue un fracaso.

El segundo día aumentaron la dosis. Dos pastillas.

La cosa mejoró. Solo uno, el más nervioso, no paraba de moverse en la silla y frotarse las manos húmedas por el sudor, en los pantalones. 

Las fotografías fueron pasando de niños con globos, perros corriendo en el campo, gente feliz comiendo un helado, en la playa….

A… mezclar esas imágenes con botellas de alcohol de las cuales salían todo tipo de bichos.

Al tercer día nadie había tocado la botella de alcohol que cada noche dejaban en sus habitaciones.

El cuarto día, eliminaron por completo las fotos bonitas e intercalaban gente mutilada con las de los bichos que salían de las bebidas.

Al cuarto día, se veían las caras de esas víctimas mientras eran mutiladas, se escuchaban sus gritos de dolor cuando un hacha les cortaba una pierna o una mano.

Los gritos de los sujetos eran igual o peores que el de aquellas mujeres que veían en el video. Menos en una sala.

Desde la sala 6, donde estaba Clara, la locura invadió su cuerpo. Se dio cuenta de lo que pretendían con aquel experimento: arrancarle la verdad. 

Se levantó. La silla se cayó. Intentó abrir la puerta. Cerrada. Sabían que la estaban espiando. Rompió la silla en pedazos y les dijo que se autolesionaba si no la dejaban salir de allí.

El médico que controlaba el experimento preparó una aguja con un fuerte sedante. Abrió la puerta, escondió el sedante a sus espaldas.

El hombre de manera amable le dijo que tenía que volver a su habitación. Ella le dijo que sí. El doctor pensando que la mujer se había calmado le indicó que saliera primero de la sala y en cuanto estuvo a pocos centímetros de él levantó el brazo para clavarle la aguja. Pero ella fue más rápida, tenía un trozo de astilla que había arrancado de la silla en la mano. Se la clavó en el cuello.

Cuando salió de la sala intentaron reducirla. Pero ella logró escaparse cogiendo a uno de los técnicos como rehén. Antes de salir por la puerta después de matar a su rehén les gritó que volvería a hacerlo y que nunca la cogerían.


LA NO HISTORIA. PARTE PRIMERA. SAN

  Santiago Pemán, San para sus amigos y allegados se levantó aquella mañana del 12 de junio con ganas de coger el coche e ir a la ciudad. ¿C...