domingo, 10 de enero de 2021

ÉRASE UNA VEZ

 



                 Érase una vez… o dos o tres o quizá más porque en el mundo de la fantasía todo puede pasar muchas veces.

                 Esta es la historia de una araña, grande, negra y peluda, que, si no te gustan mucho, y la ves, echarás a correr como alma que lleva el diablo. Nuestra araña vivía en una iglesia, un sitio como otro cualquiera para vivir, y la verdad sea dicha, le encantaba estar allí. Bueno a lo que vamos, nuestra protagonista tenía una ilusión, un sueño, quería ser una doncella. Diréis pues vaya tontería esa. ¿Cuándo se vio que una araña pudiera convertirse en doncella? No os equivoquéis amigos, a veces, los sueños se cumplen, sólo tienes que desearlo mucho, y bueno, un poco de ayuda tampoco estaría mal.

                  Un día el sacerdote dejó un viejo libro sobre la mesa. La araña, curiosa por naturaleza, descendió por su tela para ver de qué se trataba. Allí se hablaba de magia, pócimas y hechizos. Muy interesante, pensó ella. Pero los pasos del sacerdote acercándose, la puso en alerta y se fue trepando por la tela, quedando colgada a una altura prudencial, la incertidumbre la corroía.

                    El hombre empezó a pasar hojas de aquel libro, llevaba un frasco en la mano con un líquido de color rosa. Estaba claro que andaba buscando algo. Cuando al fin encontró lo que buscaba, dejó el frasco sobre la mesa junto al libro y volvió a irse.

                  La araña volvió a bajar, estaba desando ver lo que estaba escrito en aquella página que tanto le interesaba al sacerdote. Descubrió que era un hechizo para convertirte en lo que quisieras ser. Y había más, si lo decías en voz alta tres veces y luego te bebías la pócima lo conseguirías. No cabía en sí de alegría, al final iba a ver convertido su sueño en realidad. Tenía plena fe en que aquello funcionaría. La fe, amigos, dicen que mueve montañas y nuestra araña estaba sobrada de ella, podría mover el mundo entero si quisiera.

                     El hombre volvió a entrar, ella quiso irse, pero no lograba moverse, estaba aterrada, aquel hombre la mataría de un manotazo, ese sería su final por ser una pobre ilusa con la cabeza llena de sueños. Incrédula vio cómo se acercaba a ella, le sonreía mientras le hablaba: buenas tardes señorita ¿puedo ayudarle en algo?


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