lunes, 15 de noviembre de 2021

VENGANZA

 

Ella había creído todas y cada una de las palabras de amor que salían de la boca de aquel hombre. Estaba enamorada. Hasta que el detective privado, que había contratado hacía un par de meses, no le había puesto sobre la mesa hasta la última prueba de sus infidelidades, ella nunca había dudado de él.

Pero… la había subestimado. Un corazón roto puede ser un arma de doble filo.

Fingió que todo iba bien. Preparó la cena, como cada día. Le cocinó su plato favorito y le compró una botella de su vino preferido.

Él no pudo terminar de cenar. Se desplomó sobre el plato, víctima de un sedante que ella le había puesto en la copa.

Cuando despertó estaba amordazado y atado a una silla, en la cocina.

Ella lo observaba a poca distancia, mientras esbozaba una sonrisa malvada, siniestra. Sus preciosos y grandes ojos verdes habían perdido su brillo y su mirada hiriente transmitía desprecio y un total desinterés hacia el hombre. En su mano derecha portaba un cuchillo de grandes dimensiones.

El hombre estaba verdaderamente asustado, en su cara se veía reflejado el terror que invadía todo su cuerpo. Las lágrimas que se agolpaban en sus ojos, lo delataban como el verdadero hombre que era, débil y endeble y no como el hombre fuerte y seguro de sí mismo, que aparentaba ser.

-Es una pena que no puedas hablar, amor mío. –le dijo la mujer- pero creo que es mejor así. Estoy harta de tu palabrería barata y tus falsas promesas de amor.

Él comenzó a moverse en la silla intentando aflojar las cuerdas que lo tenían anclado a ella.

Ella profirió una carcajada que retumbó en los oídos del hombre y que contribuyó a aumentar más, si cabe, el terror que sentía.

-Me enamoraste con tu palabrería barata, tus promesas de amor y tus halagos. Creí en ti y me has mentido. Me has estado engañando todos estos años, lo sé, porque hice que te vigilara un detective privado. No me temblará el pulso cuando clave este cuchillo en tu corazón y ponga fin, de una vez por todas, a esta farsa.  Fuiste las ganas de tenerlo todo y la rabia de quedarse sin nada. Pero sobreviré, mientras tú te pudrirás bajo tierra.

Mientras le hablaba, la mujer se había colocado de espaldas a él, para que no pudiera ver las lágrimas que resbalaban por sus mejillas.

Cuando se dio la vuelta dispuesta a clavarle el cuchillo, el hombre ya no estaba en la silla.

Desconcertada lo buscó con la mirada por toda la cocina, pero el hombre, había sido rápido y se había colocado tras ella. La agarró del cuello, apretándoselo fuertemente, dispuesto a asfixiarla. Ella gritó y trató de librarse de él. La fuerza del hombre superaba con creces la suya, pero…se dio cuenta de que todavía llevaba el cuchillo en la mano, y que si no actuaba con rapidez su vida acabaría allí y ahora.

Así que le asestó una puñalada en la pierna, el hombre preso del dolor aflojó la fuerza que estaba infligiendo sobre su cuello, ella logró librarse de él. El hombre logró agarrarla por un brazo, ella perdió el equilibrio y se dio de bruces sobre las frías baldosas.

Los primeros rayos de sol de la mañana, arrojó luz sobre la cocina, poniendo al descubierto un par de cuerpos bañados por su propia sangre.

 

 

 

 

 

1 comentario:

  1. Excelente relato, para tu sección titulada, la vida, el amor y la muerte en #TÚmiPOEMA ©

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