Su padre lo esperaba envuelto en oscuridad.
Cuando Caín regresó a casa se llevó un susto de muerte al encender la luz de la cocina y ver allí a su padre sentado ante la mesa.
Entonces comenzaron los gritos e insultos por ambas partes.
El padre le reprochaba la vida de delincuente que llevaba. La cosa llegó a las manos y Caín le dio un gran puñetazo a su padre en la cara que lo tumbó dejándolo inconsciente
Subió a su habitación mientras escuchaba los llantos de su madre en la habitación conyugal. Le daba igual. Tenía que salir de allí, ya no los aguantaba.
Entró, cerró la puerta con el pestillo, cogió una mochila dispuesto a coger algo de ropa y largarse de allí.
Cuando fue a abrir el armario una figura encapuchada lo estaba observando.
Caín pegó un grito y se cayó de espaldas. El hombre salió del armario y le tendió la mano para que se levantara.
Mientras tanto su padre aporreaba la puerta para que la abriera al tiempo que le decía que no lo quería ver más en su casa.
El hombre se quitó la capucha y pudo ver que era un joven no mucho mayor que él. Se le presentó como Asmodeo.
Ven conmigo te llevaré a un lugar donde podrás ser libre y hacer lo que quieras con mi ayuda.
Caín aceptó. El demonio lo llevó a través de un agujero que había en el armario el cual nunca había visto. Brillaba intensamente, como si fuera aquella luz que veían los moribundos en su lecho de muerte.
En el momento que el padre reventaba la puerta de la habitación ellos cruzaron al otro lado de aquella luz que se cerró a sus espaldas.
Estaban en una calle inmensa llena de coches que iban y venían. Había casas altísimas tocando el cielo.
Sus vestiduras habían cambiado. Asmodeo también había cambiado de atuendo.
Lo que llevamos puesto son unos pantalones llamados vaqueros, unas zapatillas y una camiseta. Así se visten los jóvenes en este siglo.
Caín le preguntó en qué siglo estaban y vio como los labios de aquel hombre pronunciaba el siglo XXI.
A partir de ahora harás lo que yo te diga. Te he estado observando y tienes el alma oscura como yo. Sin saberlo no es la primera vez que viajas. Pensabas que era un sueño. Te desconcertaba el ver que siempre estaban ahí tu padre y tu madre cuando regresabas. Pero ese era el plan: desconcertante.
Caín siguió viajando a través del tiempo.
Tu madre se equivocaba al pensar que un nombre no hacía a una persona. Sí lo hace. En todos los sitios que has estado has hecho las maldades más crueles y sangrientas. Aunque no lo recuerdes tus manos están manchadas de la sangre de los inocentes.
Eres un asesino como lo fue tu predecesor en las escrituras.
Llegarás a lo más alto en poco tiempo. Mis conocimientos del mundo serán tuyos y junto con tu ira y tus ansias de matar lo lograremos.
¿Estás preparado?