viernes, 15 de noviembre de 2024

BESTIA

 Hace unos meses que, desde su interior brota la bestia que le ense帽贸 a matar.  S贸lo mataba mujeres.  Mujeres que aun sabiendo que estaba casado con Laura y esperaban un hijo…. Un momento, hab铆a sido a partir de ah铆. A partir del momento que supieron que un beb茅 estaba en camino. Fue entonces cuando lo not贸, esa fuerza interior, esa bestia…

Se acercaban a 茅l. Intentaban seducirlo. Algunas eran amigas de Laura o compa帽eras de trabajo, otras eran desconocidas.

Al principio las rechazaba y se iba a casa. Pero nunca dejaban de insistir, as铆 que tom贸 una decisi贸n.

Las llevaba a un callej贸n oscuro o iba a casa de alguna de ellas y cuando la excitaci贸n llegaba a su grado m谩ximo les arrancaba la lengua con sus propios dientes y luego les quitaba los ojos. 


lunes, 21 de octubre de 2024

SU REFLEJO EN EL ESPEJO

 Desde hace unos meses hay otra persona viviendo dentro de m铆. Se adue帽贸 de mi cuerpo y de mi mente un fat铆dico d铆a en un fr铆o e impersonal despacho de hospital.  

Esa mujer est谩 dispuesta a tomar el control de mi vida. No s茅 cu谩nto tiempo pasar谩 hasta que me haga desaparecer por completo y solo quede su reflejo en el espejo.

Intento contemplarme en 茅l lo justo y necesario porque cuando lo hago la veo y no me gusta nada la visi贸n que me ofrece. 

Por mucho empe帽o que ponga a veces es inevitable y aunque sea de reojo no puedo eludir ver ese reflejo en alg煤n escaparate, un portal o alg煤n espejo de alguna tienda. Cuando eso sucede, agacho la cabeza, apuro el paso y salgo de all铆 como alma que lleva el diablo, acompa帽ada de una vieja conocida, la ansiedad.

Esa otra mujer que vive en m铆 tiene arrugas en la cara, unas enormes ojeras y una mirada triste.

Cuando no hay un espejo cerca esa otra mujer desaparece completamente y entonces soy libre de esa opresi贸n, de esa tristeza. Soy yo misma. Una mujer alegre, una mujer sin arrugas ni ojeras, con unas enormes ganas de vivir y  que todav铆a puede ofrecer mucho al mundo. Y sobre todo una mujer que no se bajar谩 del tren de la vida en la siguiente estaci贸n.







LA GALLEGA DEL TERROR


jueves, 29 de agosto de 2024

MALDAD

 Mar铆a llev贸 a su hijo a la iglesia. La acompa帽aba su amiga Ana y el marido de 茅sta, Tom. El sacerdote los estaba esperando delante de la pila bautismal. El beb茅 dorm铆a pl谩cidamente en los brazos de su madre. Era un ni帽o muy tranquilo, apenas lloraba.

Ese d铆a ser铆a bautizado con el nombre de Mateo.

El sacerdote comenz贸 a orar. 

El ni帽o se despert贸, bostez贸 y abri贸 los ojos. Fij贸 su mirada en el hombre que no paraba de hablar frente a 茅l. El cl茅rigo tambi茅n lo mir贸. 

Retrocedi贸 un paso y sus manos comenzaron a temblar. La biblia que sujetaba cay贸 al suelo.

Ana, Tom y la madre del beb茅 estaban estupefactos ante la forma de actuar del sacerdote.

—¡Padre! ¡Padre Juan! ¿Est谩 usted bien? —Le preguntaban una y otra vez

Esos ojos…

Los ojos de ese ni帽o eran  hipn贸ticos.  Ese ni帽o era la maldad pura. Quer铆a hablar y contarle a la madre que nadie estar铆a seguro  a su lado a no ser que…

¡Eso es! Ten铆a que matarlo, ten铆a que hacerlo. 

El ni帽o no paraba de mirarlo mientras sonre铆a.

El sacerdote intent贸 levantarse ayudado por Ana y Tom pero un fuerte dolor en el pecho lo tumb贸 de nuevo. Por las muecas reflejadas en su semblante mostraba el gran dolor que sent铆a. 

Tom llam贸 una ambulancia mientras Ana intentaba aflojar la sotana para que pudiera respirar mejor.

Cuando llegaron los sanitarios el padre Juan hab铆a muerto.

Maria mir贸 a su beb茅 que dorm铆a tranquilamente.

Sinti贸 miedo. Mucho miedo. Supo que de alguna manera que no comprend铆a, que Mateo, su beb茅 estaba relacionado con la muerte del sacerdote.

La madre descubri贸 la maldad de su hijo.


viernes, 16 de agosto de 2024

CENIZAS

 Al despertar aquella ma帽ana supo que era el d铆a. Su mujer dorm铆a pl谩cidamente a su lado. El hombre cogi贸 su almohada y la puso sobre la cara de la mujer presionando hasta que dej贸 de respirar.

La envolvi贸 con la colcha de la cama y fue a ducharse.

Cuando sali贸 del ba帽o se dio cuenta de que el cuerpo de su mujer hab铆a desaparecido.

¿Qu茅 hab铆a pasado? 脡l la hab铆a matado ¿o no?

Se visti贸 y sali贸 de la habitaci贸n. Estaba bajando las escaleras cuando escuch贸 la voz de su mujer llam谩ndolo desde la cocina. Corri贸 hacia all铆 pero no estaba. Lo que vio en su lugar fue una bola verde del tama帽o de una pelota de golf rodando por el pasillo y gritando su nombre. —Tom cari帽o ¿por qu茅 lo hiciste? ¿acaso ya no me quieres?—

Aquella extra帽a bola verde entr贸 en su biblioteca.

El hombre la sigui贸.

Accion贸 el interruptor de la luz y se puso a buscarla entre las numerosas estanter铆as de libros que llenaban por completo aquel lugar.

Despu茅s de varias vueltas se dio cuenta de que su biblioteca hab铆a crecido, las estanter铆as se hab铆an multiplicado convirtiendo aquella habitaci贸n en un enorme laberinto del que no pod铆a salir. Escuchaba la voz de Liza, unas veces a su lado y otras muy muy lejana.

Perdido en el laberinto de su biblioteca buscaba el cad谩ver de ella.

Comenz贸 a oscurecer.

Tom estaba desesperado. Si no ven铆a alguien a buscarlo pronto morir铆a entre aquellos libros que tanto amaba.

Decidi贸 dar una 煤ltima vuelta. Ten铆a sed y hambre y estaba muy cansado

Los 煤ltimos rayos del sol que se filtraban por las ventanas le mostraron la colcha en la que hab铆a envuelto el cuerpo de su mujer tirada en el suelo al final de aquel pasillo.

La recogi贸 del suelo. Ol铆a a ella.

Sigui贸 caminando esperando encontrar el cuerpo.

Y as铆 fue. Liza estaba tendida de lado, llevaba el camis贸n blanco con el que se hab铆a acostado y su larga melena rubia le cubr铆a la cara. No se mov铆a.

Se arrodill贸 y le separ贸 el pelo con suavidad. ¡Era tan guapa! Pero ella se hab铆a negado a perder aquel hijo que llevaba en su vientre y 茅l no quer铆a ser padre.

Sinti贸 un fuerte dolor en su mu帽eca izquierda.

Liza lo estaba agarrando. Vio furia en su mirada y una sonrisa se dibuj贸 en su cara. Una sonrisa triunfal y malvada.

En la otra mano llevaba aquella pelota verde o lo que fuera aquello.

—Nunca encontrar谩s mi cad谩ver porque estoy viva. Tampoco encontrar谩n el tuyo, cr茅eme.

Tir贸 al suelo a su marido con fuerza. El hombre intent贸 pedir ayuda. Ning煤n sonido sali贸 de su garganta. Aquella bola verde se desliz贸 por ella quem谩ndolo por dentro. Antes de morir vio como su esposa sal铆a de la biblioteca con paso firme y decidido.

Las llamas que consum铆an su cuerpo prendieron en los miles de libros que hab铆a all铆. En poco tiempo la casa qued贸 reducida a cenizas y escombros.







jueves, 8 de agosto de 2024

PELIGRO

 Me duele todo el cuerpo y siento que en cualquier momento la cabeza me va a estallar. Un momento. No puedo moverme…. ¿qu茅 me est谩 pasando? ¿por qu茅 no puedo moverme? Y los ojos, ¿por qu茅 no puedo abrirlos?  ¿Alguien me los ha pegado?. Estoy perdiendo la raz贸n. Tengo mucho miedo. El p谩nico se apoder贸 de mi mente por completo. Tiene que ser eso. Tengo que estar so帽ando. En cualquier momento me despertar茅. Pero ¿cu谩ndo? Estoy terriblemente confuso y asustado. ¿Qu茅 me est谩 pasando? Acaso ¿estoy muerto? Esto es una locura. ¿D贸nde se supone que est谩 la luz que se ve al morir? Un segundo. Escucho unos pasos acerc谩ndose a mi. Alguien me  est谩 agarrando la mano. Reconozco ese tacto en mi piel. S铆, lo reconozco. Es la mano de Sara, mi mujer. Entonces eso significa que no estoy muerto o…  s铆 lo estoy y se est谩 despidiendo de mi. Me voy a volver loco. Alguien m谩s entra donde sea que estoy. Comienza a hablar. Lo oigo, reconozco lo que dice, entonces no estoy muerto. Los muertos no pueden o铆r ¿o si? No lo s茅, nunca estuve muerto. Habla de un accidente, No recuerdo ning煤n accidente y le dice a Sara que estoy en coma… De todo ello deduzco que estoy en el hospital. El m茅dico se va y mi mujer no deja de llorar. Ojal谩 pudiera abrazarla y consolarla.

Creo que me qued茅 dormido. Todav铆a no puedo abrir los ojos. Pero… un momento, puedo oler. ¡Genial! Vamos progresando. S贸lo me falta poder abrir los ojos. Huelo el perfume de Sara. Algo me dice que ya no estoy en el hospital. Sara es enfermera, as铆 que, lo m谩s seguro es que me llevara a casa para cuidarme all铆. Bueno, bien por ella, como en casa no se est谩 en ninguna parte.

Me volv铆 a quedar dormido. No escucho el pitido de la m谩quina a la que me tienen conectado. Alguien la apag贸. Corro peligro. Quieren matarme. Pero ¿qui茅n?. Mi respuesta acaba de llegar. La puerta se abre de golpe y alguien lanza una maldici贸n al aire. No es la voz de mi mujer. No, no lo es. La m谩quina comenz贸 a hacer ruido de nuevo.

—Te sacar茅 de aqu铆 —Me susurr贸 al o铆do aquella voz— Tu mujer te quiere matar.


jueves, 1 de agosto de 2024

ALMAS

 Tom y Ana se casaron una vez terminaron el instituto. Antes de un a帽o llegaron las gemelas a sus vidas. Tom era muy cari帽oso con Ana y las ni帽as. 

Tom acostumbraba salir a correr por las ma帽anas muy temprano antes de ir a trabajar y aquella ma帽ana ser铆a como otra cualquiera sino fuera porque un coche no respet贸 el paso de peatones por el que en aquellos momentos cruzaba Tom y lo atropell贸.

Pas贸 varios meses en el hospital y cuando regres贸 a casa con una severa cojera en la pierna izquierda y con una ceguera total en el ojo derecho, la vida de Ana y las gemelas cambiar铆a para siempre.

Tom se volvi贸 hura帽o, malhumorado y comenz贸 a dictar una serie de normas (la mayor铆a absurdas) que no les hac铆a la vida nada f谩cil a ellas. A sus espaldas lo llamaban dictador.

Un d铆a Ana al sacar el cubo de la basura vio la esquina de un libro escondido entre el mueble y la pared.

El t铆tulo la sorprendi贸: La eterna juventud

Lo abri贸 y lo oje贸. En 茅l se explicaba c贸mo ser joven eternamente, bien bebiendo agua milagrosa de r铆os y pozos a lo largo de todo el mundo, (indicaba exactamente d贸nde estaban), bien haciendo un pacto con el diablo o robando el alma de beb茅s.

Ana mene贸 la cabeza en se帽al de desaprobaci贸n pero no era ella quien le dijera a su marido (y menos con el humor del que hac铆a alarde 煤ltimamente), que aquello no eran m谩s que tonter铆as. Volvi贸 a dejar el libro en el mismo sitio donde lo encontr贸.

Una tarde Tom comenz贸 a limpiar y arreglar el s贸tano. Coloc贸 algunas estanter铆as y un escritorio y lo llen贸 de libros sobre fantasmas, la vida y la muerte y sobre todo sobre el alma.

Cada vez pasaba menos tiempo con ellas. Aquello para Ana y las gemelas era toda una bendici贸n.

Otro cambio en la vida de Tom eran sus salidas al anochecer y su regreso a casa a altas horas de la madrugada.

Ana le pregunt贸 un par de veces d贸nde hab铆a estado toda la noche,a lo cual su marido respond铆a “por ah铆” y se encerraba en el s贸tano. Siempre que volv铆a lo hac铆a con una bolsa de pl谩stico transparente en la mano. Dentro no hab铆a nada. 

Pronto su mujer dej贸 de preocuparse de sus idas y venidas hasta que un d铆a mientras estaba planchando escuch贸 en el noticiero de la tarde que hab铆a una oleada de muertes de beb茅s muy preocupante. Tras la muerte de los dos primeros beb茅s hab铆an dado por hecho que se trataba de “muerte s煤bita” pero cuando el n煤mero de ni帽os muertos ascend铆a a la veintena comenzaron a pensar que un asesino en serie estaba detr谩s de todo aquello. A Ana un escalofr铆o le recorri贸 la espalda y pens贸 si su marido no estar铆a detr谩s de aquellas muertes.

Decidi贸 espiarlo esa noche. 

Mand贸 a las ni帽as a dormir a casa de su madre. Esper贸 a que su marido saliera de casa y lo sigui贸.

El hombre iba caminando y ella tras 茅l unos metros m谩s atr谩s esperando que 茅l no se diera cuenta.

Pero aquella noche Tom hab铆a entrado en unos cuantos bares a beber. As铆 que decidi贸 volver a casa y husmear en el s贸tano esperando encontrar algo que lo incriminara.

Al llegar a casa vio luz en el s贸tano. Asustada pens贸 en llamar a la polic铆a por si alguien hubiera entrado mientras ella no estaba. Pero la voz de su marido hablando en voz alta la hizo desechar la idea. ¿C贸mo pod铆a haber llegado antes que ella? No lo entend铆a.

Abri贸 despacio la puerta del s贸tano y baj贸 lentamente las escaleras.

Su marido estaba de espaldas. Sobre el escritorio hab铆a  algo envuelto en una manta que no dejaba de moverse. 

Ana se escondi贸 entre las sombras y lo que vio la hizo estremecer de pies a cabeza. 

Su marido desenvolvi贸 aquel bulto dejando a la vista a un beb茅. No pod铆a llorar porque le hab铆an puesto cinta aislante en la boca. 

Tom cogi贸 una bolsa de pl谩stico transparente y cubri贸 con ella la cabeza del ni帽o apretando hasta que exhal贸 su 煤ltimo aliento y con 茅l su alma. La cerr贸 y verti贸 aquella nada en una gran botella verde.

El dictador rob贸 las almas de los inocentes.

Ana se dio cuenta que su marido era el asesino de los beb茅s. 

Muerta de miedo pens贸 que lo mejor era salir de aquel s贸tano antes de que 茅l la descubriera.

—Vuestras almas me dar谩n la eterna juventud —le escuch贸 decir mientras se acercaba aquella botella a la nariz e inhalaba su contenido.


jueves, 25 de julio de 2024

REGRESO DE LA MUERTE

 Tomas era un reconocido cirujano en uno de los m谩s prestigiosos hospitales del pa铆s. Era un hombre exitoso, afable, con una vida aparentemente perfecta junto a su esposa Amanda.

Por eso a Ricardo le pareci贸 extra帽o cuando recibi贸 una llamada de su mejor amigo a altas horas de la madrugada, pidi茅ndole, casi suplic谩ndole que se vieran al d铆a siguiente en una cafeter铆a del centro.

Ricardo y Tomas eran amigos desde el instituto. Inseparables desde entonces. Aunque sus caminos se separaron en varias ocasiones a lo largo de sus vidas, el destino los volvi贸 a unir hac铆a un par de a帽os.

El m茅dico presentaba un aspecto desmejorado, con grandes ojeras y una barba de varios d铆as. Le ense帽贸 un mont贸n de mensajes que hab铆a visto en el m贸vil de su mujer y las pruebas de que le era infiel obtenidas mediante un detective privado que hab铆a contratado hac铆a algunas semanas. Pero eso no era todo…. Hab铆a claros indicios de que Amanda, su esposa, quer铆a librarse de 茅l.

Una semana m谩s tarde Ricardo recibi贸 una llamada a su m贸vil que cambiar铆a toda su vida. Amanda lo hab铆a llamado para comunicarle la muerte de su amigo Tomas.

Determinaron que la causa del fallecimiento hab铆a sido por causas naturales. Un infarto hab铆a acabado con su vida. Hab铆an encontrado unas pastillas para el coraz贸n de las cuales su mujer no ten铆a ni idea de que las estaba tomando. 

Comenzaron a hacer los preparativos para el funeral. Se decidi贸 por parte de su mujer, que el ata煤d estuviera cerrado.

Estaba anocheciendo y el tanatorio iba a cerrar las puertas esa noche. Ricardo habl贸 con el due帽o para que esperara unos minutos m谩s antes de cerrar ya que ten铆a que hablar con la mujer del difunto. Cuando entr贸 escuch贸 como Amanda hablaba por tel茅fono con una persona que seg煤n pudo escuchar Ricardo se trataba de un hombre. Le estaba dando instrucciones de que entrara en su casa y fingiera un robo de sus joyas. El seguro las pagar铆a. Le estaba diciendo d贸nde estaban y lo que ten铆a que hacer paso a paso. Era evidente que la mujer no esperaba compa帽铆a y cre铆a estar sola.

Ella se sorprendi贸 mucho al ver al amigo de su difunto marido y cort贸 la llamada al instante. Visiblemente nerviosa se acerc贸 a 茅l llorando.

Ricardo trat贸 de consolarla y la abraz贸. 


Luego se acerc贸 al ata煤d, lo abri贸  y comprob贸 que el efecto de la inyecci贸n paralizante que Tomas se hab铆a inyectado estaba dejando de hacer efecto. Ten铆a los ojos abiertos aunque estaba un poco aturdido. Ricardo lo ayud贸 a salir bajo la mirada at贸nita de Amanda que no se pod铆a creer lo que estaba viendo.

Antes de que pudiera gritar Tomas le cubri贸 la boca con su mano y le administr贸 una dosis letal de un medicamento que la mat贸 casi al instante.

El libertador se levant贸 de su tumba para acabar con su mujer.

Metieron a Amanda dentro y cerraron la caja.

A continuaci贸n Ricardo le dio una nueva identificaci贸n para comenzar una nueva vida.

Le dijeron al due帽o de la funeraria que ya se iban y que ya pod铆a cerrar. 

Ricardo dej贸 a su amigo en el aeropuerto dese谩ndole lo mejor.

Los planes de Amanda de cobrar el seguro de vida de su marido e irse a vivir con su nuevo novio se hab铆an visto truncados de una manera aplastante.


CA脥N

  Su padre lo esperaba envuelto en oscuridad. Cuando Ca铆n regres贸 a casa se llev贸 un susto de muerte al encender la luz de la cocina y ver a...