miércoles, 13 de enero de 2021

EL CUCHILLO

 


                Agendar aquella cita era de máxima urgencia, su cordura y su vida estaban en juego. Llevaba días encontrándose mal, concretamente y si mal no recordaba, desde que había regresado de aquel viaje a Yucatán. Allí estaban realizando unas excavaciones. Encontraron diversos objetos de gran valor, tanto histórico como cultural, que nos acercaría más a comprender más de cerca la vida y costumbres de aquella civilización de más de cuatro mil años. Entre aquellas adquisiciones se encontraba un cuchillo de grandes dimensiones, en el mango, entre la madera tallada, estaban incrustadas varias gemas de color verde. Creían que lo utilizaban para los sacrificios humanos que realizaban para los dioses.

                  Entonces tuvo una idea, que en esos momentos le pareció la más brillante del mundo, se la llevaría a casa para hacerle un estudio exhaustivo, del cual se encargaría personalmente, porque aquel hallazgo lo había dejado fascinado. Así que lo metió en la maleta y lo llevó hasta su casa con la intención de analizarlo cuanto antes.

                  Las noches siguientes empezó a tener un sueño recurrente, donde se veía en lo alto de una colina, con un niño o una mujer, cada noche era uno distinto, clavándoles aquel cuchillo y provocándoles la muerte.

                  Por las mañanas se despertaba cansado, como si no hubiera dormido, y lo peor, lo que más le asustaba es que había sangre en sus ropas, sus manos, en la cara….

                  Estaba desesperado y necesitaba respuestas, por eso aquella llamada era tan crucial para él, sabía que aquel hombre podría ayudarlo, era un eminente experto en parapsicología y fenómenos extraños, se temía que tal vez estaba bajo los efectos de un hechizo, de una maldición.

                 Decidió poner unas cámaras de vigilancia por su piso, sobre todo en su dormitorio, tal vez al ver las imágenes pudiera recordar algo y le daría una idea el porqué de la sangre encontrada por todo su cuerpo.

                 Las imágenes de las cámaras le mostraron cómo se levantaba por las noches de la cama, cómo cogía aquel cuchillo y salía a la calle, volviendo al cabo de unas horas ensangrentado, entonces dejaba el cuchillo sobre la mesa de la cocina y se volvía a meter en la cama. Estaba claro que estaba bajo los efectos de una maldición maya.


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