jueves, 1 de abril de 2021

AMARILLO


 

 

 


Mandatar al ejército, pensaba que era la decisión más acertada. Hacía un par de semanas algo inusual estaba sucediendo. Empezaron con pequeños casos, hasta convertirse en un problema a nivel mundial. Las cabezas pensantes se pusieron a trabajar, buscando los posibles factores que causaban aquello y así poner en práctica las posibles soluciones. Mientras tanto el caos fue inevitable. La gente tenía miedo. Y la incertidumbre unida al pánico puede hacer muchos estragos. Permítanme ponerlos en situación. Las anomalías en cuestión, se producían en una franja de edad comprendida entre los 20 y 30 años, hombres y mujeres. Al resto no les perjudicaba. Ahora viene lo mejor. La sola visión del color amarillo, hacía que se desencadenaran en ellos unas ganas incontrolables de matar al que estuviera a su lado o en las inmediaciones. Una flor, una prenda de ropa, un cartel publicitario, un coche, una fruta, en fin, cualquier cosa que tuviese ese color, provocaba en ellos esas ansias. Daba igual quien estuviera a su lado, o en las inmediaciones, no se libraban de una muerte segura. Como poseídos, actúan con una saña y una fuerza descomunal. Este es el panorama, todavía no se sabe la causa, así que no hay vacuna, pastillas, ni nada que los cure. Pensar en cómo acabará esto me produce escalofríos. Menos mal que tengo a mano un jersey. Los mandamases de las superpotencias tomaron una decisión, mientras no se conocieran las causas de aquel suceso anómalo, eliminar ese color. Pero señores, ¿ustedes creen que es posible eliminar de un plumazo el color amarillo de todas partes? Creo que la respuesta es simple: no. Entonces llegaron unos expertos que habían estado trabajando en el tema desde que salió a la luz. Dieron una solución (posible), para salir del paso. Inventaron unas gafas que, al llevarlas puestas, anulaban ese color que se había convertido en maldito de la noche a la mañana. Pero ¿y si no las ponían? Entonces empezaron a hablar de un determinado nervio en el ojo que alterándolo podría funcionar. No soy experto en la materia y no me enteré mucho del tipo de nervio ni de los pormenores científicos de todo aquello. Requirieron voluntarios y se experimentó con ellos. Funcionó la idea y parecía que la solución era ya un hecho palpable, pero esta solución no venía sola, traía consigo un precio que pagar por ello. Aquellos jóvenes, pasarían de ser, y perdonen por el ejemplo, una televisión en color, a una en blanco y negro, se les vetaría por siempre la visión de los colores.

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