jueves, 15 de abril de 2021

PSICOSIS

 


 

 

 

 

Verbo fácil la de aquel hombre, un vendedor extraordinario, que a lo largo de su carrera había ido acumulando un éxito tras otro. Pero aquella mañana cuando se despertó, lo acompañaba una sensación extraña. Se sentía vacío, hueco por dentro. Fue hasta la cocina con la intención de preparar un café, pensando que la falta de cafeína confundía a su cerebro. No se sintió mejor. Ese día tenía muchas reuniones por delante. Un par de aspirinas y se sentiría como nuevo. Pero no fue así. En su primera reunión, su carácter, amable y tranquilo, brilló por su ausencia, se encolerizó cuando un compañero no le dio la razón, ante el asombro de los presentes. Sus manos le temblaban sin poder calmarlas, parecían tener vida propia. Lo peor, cuando coincidió con ese compañero en el ascensor, los dos, solos, sus manos lo agarraron por el cuello hasta estrangularlo. No tenía ningún control sobre ellas. Y la cosa se repitió a lo largo de los días. Mataba a la gente que discrepaba de él sin poder evitarlo. Así que tomó una determinación. Se encerró en casa, se emborrachó y se las cortó con una sierra. Cuando llegó la policía alertada por los vecinos, el hombre estaba muerto. Las manos no se encontraron por ningún lado. Hacía calor, a pesar de que estaba funcionando el ventilador.

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