jueves, 18 de noviembre de 2021

TRAS LA MÁSCARA

 

Creían que, tras aquellas máscaras, la muerte no los reconocería y pasaría de largo. Bebían y bailaban confiados ante aquella idea. Pero aquel hombre sabía que a la Parca no se la podía engañar, porque sus ojos y oídos llegan donde no llegan los de los mortales. Vive entre nosotros y se regocija de ello provocándonos miedo, pánico, terror, tan solo, con el mero hecho de pensar en ella.

Soñó su muerte en la mascarada, escondida tras una de las muchas caretas que danzaban en el gran salón de baile. Se obsesionó por encontrarla. Increpaba a cada uno de los asistentes, que lo miraban como si se hubiera vuelto loco.

Perdido en su desesperación, tropezó con un enmascarado. Vestía de negro. Tenía unas manchas rojas a la altura del pecho. Nervioso, lo asió de la camisa y de un tirón le arrancó la máscara. El terror lo hizo estremecer de pies a cabeza, al descubrir el sangrado en la boca y la nariz de aquel hombre. Presentaba un aspecto demacrado, cadavérico. La Muerte Negra estaba ante él. Al día siguiente, rechazó la invitación a la fiesta y huyó de la cuidad. Pero no se libró de ella. La muerte lo alcanzó. Nadie puede huir de la Parca cuando su hora ha llegado.

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