jueves, 22 de febrero de 2024

TRAICIÓN

 —¡Daniela, estás aquí! 

La chica la abrazó llorando.

—Te he estado llamando e incluso fui a tu casa y no estabas.

—Cálmate Elisa. Fui al aeropuerto a buscar a mi madre. 

—¿Hiciste las paces con ella? — le preguntó sonriéndole.

—Bueno, más o menos. —le respondió la amiga. —Pero, dime ¿qué pasó?

Elisa se enjugó las lágrimas, la cogió de la mano y la llevó hasta el camerino que en esos momentos estaba vacío.

—Me ha llamado la policía. Raúl se ha fugado de la cárcel.

—¿Qué dices? 

—Sí, hace dos días y tengo miedo de que venga a por mi.

Daniela la abrazó.

—Tranquila no creo que eso vaya a suceder. Yo estaré alerta por si veo algo, pero te aseguro que es imposible que venga hasta aquí. Has construido una imagen nueva, un nuevo nombre y estás a miles de kilómetros de donde vivías antes. Así que no te preocupes que aquí no vendrá y si lo veo yo misma llamo a la policía. Venga vistámonos para la función, los otros actores están a punto de llegar.

Hizo una pausa y continuó.

—Voy a buscar mis cosas al coche ahora vuelvo.

—Muy bien. Pero no tardes. —le suplicó Elisa —no quiero estar sola.


Daniela no se había olvidado nada, lo que le dijo a su amiga era sólo una excusa para estar sola y hacer una llamada.

Al primer tono le respondió la voz de un hombre.

—Esta noche lo haremos según lo previsto.

—De acuerdo, mi amor. 

—Te abriré la puerta y te escondes en el cuarto de la limpieza. Te vistes con las ropas que te dejé allí. Y cuando te avise sales al escenario y lo haces. Estate atento a esta frase: “Don Juan conquistará a las doncellas de la muerte” al oírla sales. ¿Lo entendiste?

—De acuerdo, Daniela.

Ësta iba a colgar.

—Espera —le apremió el hombre— Te quiero.

—Yo también Raúl.


Al cabo de media hora Raúl salió de su escondite vestido como Don Juan. Se supone que se tiene que encontrar con doña Inés (Elisa) pero Raúl al verla vestida con unos hábitos blancos, al principio no la reconoció, pero al hablar supo que era ella. Sabiendo que aquella mujer que tenía delante lo había metido entre rejas, el rencor y el odio afloraron más fuertes que nunca de su interior. 

Se acercó a ella con la intención de besarla, en realidad no sabía muy bien de qué iba aquella obra en particular. Sacó el cuchillo que llevaba entre sus ropas y le asestó cinco puñaladas mortales. 

Daniela lo estaba esperando fuera con el coche en marcha.






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