sábado, 21 de noviembre de 2020

EL VECINO DE ENFRENTE

  



                                -¿Dónde están los prismáticos?-  se preguntaba aquel hombre en voz alta, sentado en una silla colocada enfrente de la ventana, mientras con la mano los buscaba por el suelo.

                       Llevaba días vigilando el edificio que tenia enfrente, concretamente uno de sus pisos. La vigía había sido larga y se había quedado dormido.

                       - ¡¡Aquí están!!- dijo con alivio, cuando su mano se topó con ellos. Los cogió y enfocó hacia el lugar que estaba vigilando.

                         Era el tipo que buscaba. Sabia que tarde o temprano daría con él. Se puso tenso y se levantó de la silla para acercarse más a la ventana y así tener una mejor visión.

                          El hombre llevaba algo en la mano que no pudo distinguir desde donde estaba, tendría que moverse un poco y salir de las sombras en las que estaba. Parecía que le había escuchado, se novio unos centímetros, los suficientes para distinguir un cuchillo en su mano derecha.

                           Pero no estaba solo, había alguien más allí. Si, había una persona que le daba la espalda. El hombre que vigilaba se movió un poco para poder tener mejor perspectiva de lo que estaba viendo. Era una mujer, no le cabía la menor duda. El hombre que portaba el cuchillo se movió un poco en dirección a ella. La mujer no se había dado cuenta de la presencia de ese tipo, o eso le pareció al vigilante. 

                         Algo, tal vez un ruido, hizo que ella girara la cabeza y entonces.... lo vio. Pero el tipo del cuchillo reaccionó de inmediato, alzó la mano y la descargó en el pecho de la mujer. Ella se cayó al suelo, antes de caer desplomada el vigilante puso ver su cara durante un instante, en ella se dibujaba el desconcierto y el miedo a partes iguales. El hombre del cuchillo siguió apuñalándola una y otra vez.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

REBELIÓN

  Era una agradable noche de primavera, el duende Nils, más conocido como el Susurrador de Animales, estaba sentado sobre una gran piedra ob...