Entró en casa, reinaba una paz y tranquilidad poco habitual, Ana y las niñas habían salido al parque. Colgó su chaqueta en el perchero y fue hasta la cocina. Necesitaba beber algo, tenia la boca seca. Se sirvió un vaso de agua de la nevera. Estuvo un rato mirando por la ventana pero sin llegar a ver nada. Sabia que se estaba metiendo en un terreno pantanoso pero él era un hombre de principios.
Dejó el vaso en el fregadero y se fue a su despacho.
El sol de la tarde todavía alto entraba a raudales por la ventana. Se sentó ante su escritorio y abrió su portátil.
Llevaba días, tal vez semanas, hasta tal punto que llegó a obsesionarse con el tema.
Cuanta más información recababa mas seguro estaba.
Las ideas conspirativas se hacían mas latentes en él. Mentían. Lo sabia.
Barajaba datos distintos a los oficiales. Tenia que destapar la verdad, aunque aquello significara su fin.
Se puso a teclear en su ordenador. Estaba decidido.
Ya no había marcha atrás.
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