Gran parte de nuestra
vida nos la pasamos diciendo o pensando, odio
cuando, mis padres me dicen lo que tengo que hacer, odio cuando, el profesor me castiga o me suspende, a veces puede
que injustamente y otras no, odio cuando
mi jefe me exige más de lo que puedo o debo hacer, pidiéndome horas extras
que luego no me va a pagar, odio cuando…
y asà una larga lista de cosas que odiamos, que, sin darnos cuenta, son el
pan nuestro de cada dÃa. No estamos conformes con nada. Bueno generalizando
claro, habrá quien no se sienta reflejado ante estas reflexiones.
Bueno no sé quién va
a leer esta carta, la policÃa tal vez, o los sanitarios, no lo sé. Cuando
alguien lo haga yo ya estaré muerta y la verdad creo que me va a dar igual
quien la lea, el caso es que lo hagan, por lo menos para ayudar a otras
personas, que sé que las hay, que están en mi situación.
Me voy a matar, a
quitar la vida, a suicidarme o como queráis llamarlo, porque ya estoy harta del
odio cuando. Pero no del odio cuando
que mencioné anteriormente, ojalá fuera ese, por dios que darÃa lo que fuera
por que fuera ese, no, no es ese.
Odio cuando no tengo el control de mi cuerpo, ni de mi mente, ni de mis actos.
Odio cuando estoy relegada al fondo del
abismo cuando otros “yo” toman el control.
Odio cuando exponen mi cuerpo a situaciones peligrosas, que no suelen salir bien y
acaba mal parado.
Odio cuando la locura invade mi mente y pensamientos oscuros afloran en ella.
Odio cuando no soy yo y el resto del mundo no lo ve.
Tengo que convivir
con cinco “yo” diferentes. Créanme es una tortura. Porque yo siento, veo y no
puedo hacer nada.
Escribo esta carta en
un momento de lucidez, soy yo, he logrado salir, porque los otros no están activos
en este momento, están, en pausa, dormidos, tal vez sea la hora de la siesta
para ellos (una broma para distender un poco el ambiente). No lo sé. Apagados o
fuera de cobertura. Ahora mi verdadero yo tiene el control. Aunque sea por un
breve espacio de tiempo. Y que bien sienta, por dios. Por eso es ahora o nunca
porque tal vez pase mucho tiempo, y muchas desgracias más, hasta que pueda
volver a tener el pleno control de mis facultades fÃsicas y mentales.
Pido perdón por lo
que he hecho, aunque no pudiera evitarlo al no ser yo, lo he visto todo desde
la oscuridad donde estoy inmersa, las atrocidades que han hecho, las mentiras
que han dicho, los engaños y todo lo inimaginable que puede hacer un ser
humano, lo han hecho ellos.
No quiero que nadie
sufra más por todo ello. Entonces mientras no despierten me quitaré la vida, asÃ
no podrán hacer más daño. Saben aquel dicho “muerto el perro, muerta la rabia”,
no sé si está bien que diga esto, pobre perro, pero no se me ocurrÃa otro, lo
siento.
Quiero que mi familia
sepa que los quiero mucho, que siento todo el daño que les he causado, quiero que
sepan que no era mi “yo”, ellos me conocen y saben que no matarÃa ni una mosca.
Les perdono sus dudas, porque sé que las hubo. Y sobre todo espero de corazón que
me perdonen y que me recuerden como la madre y esposa que adora a su familia y
que intenté siempre hacer lo correcto.
Bueno, me despido ya,
creo que la siesta ha llegado a su fin. No me queda mucho tiempo. Por favor,
perdonadme, pero esto es lo mejor que puedo hacer por mà y por todos.
Siempre quise volar,
como un pájaro, como un alma libre. Ahora lo haré, aunque sólo sea por unos
segundos.
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