martes, 26 de enero de 2021

UN GRAN PASO

 



          Resiliencia ¿sabes lo que significa verdad? Le preguntó la psiquiatra a aquella chiquilla, de no más de dieciséis años, que estaba sentada en el sofá frente a ella.

               -Sí, creo que sí - le respondió.

               -Pues de eso, tú tienes a raudales -le dijo la mujer- Has comprendido, en los pocos días que llevamos hablando, que la muerte de tu padre no fue por tu culpa.

          La chiquilla asintió.

               -Pero ahora tienes que dar un paso más, lo sabes ¿verdad?

               -Creo que sí -le respondió- pero me duele dejar a mi madre, se pasa el día llorando y apenas sale de casa.

               -Lo sé, pero ella lo superará con el tiempo, la cicatriz que en estos momentos tiene en su corazón se irá cerrando poco a poco. Pero tú... no puedes quedarte aquí, este no es tu sitio.

La muchacha lo sabía, igual que sabía que aquella mujer que tenía enfrente podía ver lo que al resto de la gente le estaba vetado.

              -Sí, lo sé -le dijo mientras lentamente se ponía en pie y se acercaba a ella- sé que éste no es mi sitio, no puedo estar entre los vivos -hizo una pausa y prosiguió- pero tú tampoco, porque al igual que yo tú también estás muerta, aunque no lo quieras ver.

          La psiquiatra se puso lívida. No le gustó la actitud amenazadora con la que le estaban hablando aquella muchacha. Se levantó de la silla en la que había estado sentada hasta entonces y la miró a los ojos.

          La chiquilla la mirada de la chiquilla era desafiante, la mujer a lo largo de su carrera, se había encontrado con situaciones similares y sabía cómo enfrentarse a ellas.

Primero le pidió que se calmara y volviera a sentarse. Su tono de voz no daba pie a una negativa. La muchacha lo hizo sin protestar. Ella se volvió a sentar.

                 -Sé que son momentos confusos para ti. Tienes que emprender un viaje, no puedes quedarte aquí, tu alma está libre de toda culpa de lo que os pasó a tu padre y a ti.

Aquel coche se saltó un stop y os embistió, no importa si estabais discutiendo en ese momento o no, no fue culpa tuya que aquel hombre no parara, eso ya lo has entendido.

Yo te ayudaré a cruzar la puerta que separa ambos mundos, porque éste es mi trabajo.

Sé que estoy muerta, hace mucho de eso yo. Yo soy quien calma las almas afligidas, las almas torturadas por la culpa, atormentadas por algo que no hicieron. Les doy esa paz que necesitan para cruzar el umbral. No todas aceptan mi ayuda, algunas se pierden y vagan eternamente por la tierra en busca de esa paz. Pero tú eres diferente, tú has visto tu interior y te has exonerado de toda culpa. Tu padre te está esperando. No lo hagas esperar.

           La mujer le tendió una mano a aquella chiquilla que se la agarró con fuerza. La idea de ver a su padre le dio las fuerzas suficientes para levantarse y dejarse ayudar por aquella mujer. Una puerta roja apareció de la nada, delante de ellas, la psiquiatra la abrió, el padre de la chiquilla estaba en el umbral, sonriendo.

 


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