viernes, 22 de enero de 2021

SORPRESA EN EL METRO

 


Radio despertador, sonando en la mesilla de noche con un tema de Queen que estaban pinchando en la emisora de los cuarenta principales. Junto a él un libro de autoayuda, que le había regalado una amiga, que según ella era mano de santo y que tras leerlo te cambiaría la vida. A ella no le había convencido mucho aquel libro, tras leer las diez primeras páginas, creía que aquel autor era un timador de tres al cuarto que se quería forrar vendiendo aquellas tonterías que contaba, pero bueno, tal vez esta noche le diera otra oportunidad, luego ya vería.

La mujer lo apagó, en su mirada se veía que no había pasado una buena noche. Una pesadilla había enturbiado su descanso. En ella se veía caminando por la calle, distraída mirando el móvil, no vio que faltaba la tapa que cubría aquella alcantarilla, se dio cuenta de ello cuando notó que bajo sus pies se había hecho el vacío, se caía y una rápida mirada había abajo, le hizo comprobar que aquello no tenía un final muy prometedor, en ese momento se despertó, sobresaltada y bañada en sudor.

Tras una buena taza de café salió de casa para ir a trabajar. En el metro un violinista madrugador, hacia más amena la mañana, con temas de Beethoven y Mozart. Tras la desescalada su empresa tuvo que subrogar a gente, entre ellas estaba ella.  A partir de ese momento la carga de trabajo se hizo insufrible. Pero tenía a mano su frasco de pastillas de isoflavona, que le había recetado su médico de cabecera, y que tras probarlas su vida ya no era la misma si no las tenía.

Al metro le faltaban diez minutos, se sentó en un banco. Se sentía cansada, sin ánimos, decidió tomarse dos pastillas más de aquel frasco. Lo estaba sacando del bolso cuando notó una ola de vapor a sus espaldas, como si alguien hubiera abierto la puerta de una sauna. Giró la cabeza para averiguar de dónde provenía aquello. Vio en la pared a sus espaldas un meme sobre el ex presidente de Estados Unidos, era muy original y sonrió ante tal ocurrencia. Pero, aunque aquello la hizo olvidar unos segundos para que había girado la cabeza, pronto lo volvió a recordar y recorrió con la mirada el resto de pared. Aquella ola de vapor se estaba propagando por todas partes, ya casi era imposible distinguir la pared y lo que la rodeaba. Una figura oscura emergió de aquel vapor acercándose a ella. Le pareció distinguir a alguien conocido. A medida que se fue acercando a ella, aquel rostro se convirtió en el de su padre, fallecido diez años atrás. La sorpresa y el miedo la paralizaron de tal manera que no podía moverse, y cualquier intento de gritar fue en vano, ningún sonido salía de su garganta. Lo último que vio fue a una pareja joven que, a cierta distancia, estaban viendo lo que estaba pasando, pensando que tal vez se trataba de una broma o una filmación cinematográfica estaban haciendo un selfi.


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