-¡¡Fantoche!! Eso es lo que eres, le recriminé
a aquel tipo que no paraba de parlotear sobre aquellos temas versados en
brujería y magia negra que tanto le gustaban.
Entonces aquel hombre me miró, en su
mirada vi cansancio, me recordó a un profesor mirando a su alumno intentando
que comprendiera aquella ecuación que era tan simple pero que el chaval no
lograba entender. Me retó a ir con él a un ritual de magia negra que se estaba
celebrando no muy lejos de allí. Acepté sin dudarlo, no sé muy bien que me
llevó a aquello, tal vez fuera su mirada o tal vez mi cabezonería.
Así que quedamos aquella noche,
iríamos en su coche, me recomendó llevar algo de abrigo, porque las noches ya
empezaban a ser frescas.
Nos adentramos por el bosque, durante
un buen rato, por un camino de tierra, que nos condujo hasta un claro.
Una vez parado el coche observé que el
sendero por el que habíamos venido no era el único que llevaba hasta allí.
Había más.
Había mucha gente allí congregada,
casi todos estaban alrededor de una hoguera humeante, el ritual ya había
comenzado.
Nos sentamos con ellos. Un hombre
vestido con una túnica negra se nos acercó y nos ofreció un vaso de madera,
dentro había un líquido de color verde, el hombre que estaba a mi lado se lo
bebió de un trago, yo hice lo mismo, ¡sabía a demonios!
Las llamas de la hoguera me hipnotizaban, por
un momento, hasta podía jurar que había una mujer que danzaba en su interior.
Algo poco probable. Aparté la mirada de las llamas y miré a mi derredor. Todos
estaban sentados, parecían en trance y con la vista fija en la misma dirección:
la hoguera.
Volví a mirarla, y quise gritar, pero
ningún sonido salió de mi garganta, quise levantarme, pero mis piernas se
habían convertido en un par de bloques de cemento y no respondían a mis
impulsos, me quedé quieto con el corazón desbocado y el sudor empapando mi
frente, ahora había alguien con aquella mujer entre las llamas, lo había visto
en dibujos que hacían referencia al maligno, al príncipe de las tinieblas, a
Satán, era un macho cabrío el que bailaba con aquella joven entre las llamas.
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