lunes, 18 de enero de 2021

EQUIVOCADO

 

 

          -¡¡Fantoche!! Eso es lo que eres, le recriminé a aquel tipo que no paraba de parlotear sobre aquellos temas versados en brujería y magia negra que tanto le gustaban.

          Entonces aquel hombre me miró, en su mirada vi cansancio, me recordó a un profesor mirando a su alumno intentando que comprendiera aquella ecuación que era tan simple pero que el chaval no lograba entender. Me retó a ir con él a un ritual de magia negra que se estaba celebrando no muy lejos de allí. Acepté sin dudarlo, no sé muy bien que me llevó a aquello, tal vez fuera su mirada o tal vez mi cabezonería.

           Así que quedamos aquella noche, iríamos en su coche, me recomendó llevar algo de abrigo, porque las noches ya empezaban a ser frescas.

         Nos adentramos por el bosque, durante un buen rato, por un camino de tierra, que nos condujo hasta un claro.

         Una vez parado el coche observé que el sendero por el que habíamos venido no era el único que llevaba hasta allí. Había más.

         Había mucha gente allí congregada, casi todos estaban alrededor de una hoguera humeante, el ritual ya había comenzado.

          Nos sentamos con ellos. Un hombre vestido con una túnica negra se nos acercó y nos ofreció un vaso de madera, dentro había un líquido de color verde, el hombre que estaba a mi lado se lo bebió de un trago, yo hice lo mismo, ¡sabía a demonios!

         Las llamas de la hoguera me hipnotizaban, por un momento, hasta podía jurar que había una mujer que danzaba en su interior. Algo poco probable. Aparté la mirada de las llamas y miré a mi derredor. Todos estaban sentados, parecían en trance y con la vista fija en la misma dirección: la hoguera.

        Volví a mirarla, y quise gritar, pero ningún sonido salió de mi garganta, quise levantarme, pero mis piernas se habían convertido en un par de bloques de cemento y no respondían a mis impulsos, me quedé quieto con el corazón desbocado y el sudor empapando mi frente, ahora había alguien con aquella mujer entre las llamas, lo había visto en dibujos que hacían referencia al maligno, al príncipe de las tinieblas, a Satán, era un macho cabrío el que bailaba con aquella joven entre las llamas.

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