Una noche lluviosa de regreso a casa, un precioso gato
blanco estaba sentado delante de mi puerta. Me dio la impresión de que me
estaba esperando, porque en cuanto me acerqué a él, se puso maullar
lastimeramente, y a restregarse contra mi pantalón. Abrí la puerta y entró
antes de que le dijera nada. De eso hace ya un par de meses. Después de la
revisión que le hizo el veterinario, informándome de que estaba bien de salud,
y decirme que se trataba de una gata, le llamo nieve. Creamos un vínculo muy
estrecho entre los dos. Incluso parecía que le caía bien mi novia cuando venía
a mi casa. Así que todo perfecto. Durante las dos primeras semanas, se comportó
como una gata digamos normal, no es que entienda mucho de gatos, pero dormía,
comía y se tumbaba al sol siempre que podía. Pedía caricias cuando le apetecía a
ella, que solía coincidir cuando estaba ocupado en cualquier tarea, pero bueno,
no podía resistirme a sus cariñosos ronroneos. Entonces todo cambió. Una noche
me desperté sobresaltado, había escuchado ruidos en la planta baja de la casa. La
gata, que siempre dormía conmigo, no estaba. Confieso haberme sentido muy
asustado pensando que alguien había entrado a robar o peor aún para matarme,
una vez que ya había liquidado a mi gata. Bajé despacio las escaleras, en la mano
llevaba la lamparita de la mesilla, no encontré otra cosa en esos momentos, no
me juzguen. Cuál fue mi sorpresa cuando descubrí quién fue el causante del ruido.
En este caso la causante. Mi gata. Había entrado por la gatera y volcado su
comedero en la cocina, seguramente enfadada porque estaba vacío. Había pisadas
de ella por todos lados, no sé dónde había estado, pero sus patas estaban
llenas de barro. La cosa podía haber quedado ahí, como una mera anécdota, pero
no fue así. Los días siguientes lo mismo. Cansado decidí seguirla la noche de
un sábado y ver a donde iba. Me acosté como si tal cosa, ella hizo lo propio
acurrucándose a mi lado. Esperé una hora completa en la cual tuve que hacer
acopio de todas mis fuerzas para no quedarme dormido. Escuché un maullido en el
jardín. Estaba claro que alguien la llamaba. Saltó de la cama y yo hizo lo
mismo. Estaba empezando a bajar las escaleras cuando la vi desaparecer por la
gatera. En el camino de acceso a mi casa la estaban esperando otro gato, éste
era de color negro. Los seguí, llevaban prisa, sus carreras me llevaron hasta
un sendero del bosque, el cual era el camino más rápido para llegar al
hospital. Al salir del sendero, no vi a los gatos por ningún lado. Miré a ambos
lados, lamentándome por no haber corrido más, ahora los había perdido de vista.
En la puerta de entrada al hospital vi a dos chicas. Entraron. Entonces una
idea descabellada pasó por mi cabeza y si aquellas chicas eran…. Decidí
esconderme y esperar entre unos setos del jardín desde donde podía ver quien
entraba y salía por aquella puerta. Al cabo de media hora salieron las dos
chicas, y se internaron en el bosque que había detrás del hospital. Las seguí
de cerca, esperando no pisar ninguna rama que pudiera alertarlas de mi
presencia. Las sombras y los árboles se convirtieron en mis aliados en aquella
aventura. Podía escuchar retazos de la conversación que tenían entre ellas. “Espero
que después de esto estemos más cerca de lograr nuestra libertad” logré
escuchar. Llegaron a un claro del bosque, había una hoguera encendida y un
hombre con una capa negra que le cubría el cuerpo de pies a cabeza. Se giró al
verlas llegar, no pude verle la cara, aunque presentía que era lo mejor. Ellas
se arrodillaron ante él. Aquel ser les tocó la cabeza, sus manos no eran tales,
eran garras con unas uñas muy largas. Luego se levantaron, se acercaron al
fuego y de sus bocas salió algo parecido a humo. Pero no era humo porque el
humo no grita y aquello gritaba, aullaba con una mezcla de dolor y
desesperación. Entonces entre el fuego pude apreciar cómo se formaban siluetas,
hombres y mujeres. Entonces lo entendí, robaban el alma de la gente a punto de
fallecer para entregársela a aquel ser oscuro, tal vez con la promesa de quedar
liberadas del hechizo que les había lanzado.
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