sábado, 8 de mayo de 2021

CÚMULO DE DESGRACIAS

 


 Vio un pájaro revoloteando entre los barrotes de su celda. Lo miró emocionado. Tal vez fuera una señal de que las cosas podrían cambiar. Lo acusaban de la muerte de su hija pequeña. Era inocente. Su pesadilla comenzó el día del entierro de su padre, hacía cinco años. Llevaba a su niña cogida de la mano. Se había congregado mucha gente en el cementerio. Su padre era un hombre muy querido por todos. La gente se agolpaba a su alrededor, para saludarle y darle el pésame por tan triste pérdida. La niña se soltó de su mano. Él se dio cuenta de ello e intentó buscarla, pero no podía dar más de dos pasos sin que viniera alguien a abrazarle o estrecharle la mano. Cuando la cosa pareció tranquilizarse, la buscó por el cementerio y alrededores. Pero la niña no aparecía. La policía consideró su comportamiento muy sospechoso. Y estaba el agravante de la inminente separación de la pareja y su fuerte vínculo con la niña. Un guardia le dijo que su abogado había ido a verle.  Su madre había muerto y habían encontrado a la niña. Al parecer la curiosidad de la pequeña, la había llevado a la tumba, cayéndose dentro, muriendo de un golpe en la cabeza. Nadie lo vio y el ataúd se colocó encima. Habían encontrado sus restos al enterrar allí a su madre.

 


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