“Los hermanos se mataron como enemigos”. Con aquella
frase la abuela terminó de relatarles lo acontecido hacía muchos años a dos jóvenes
que habían vivido en aquella casa, mientras apretaba con fuerza aquel libro
contra su pecho. Ese libro había sido el origen de aquella historia. Era un
libro maldito que sólo traía dolor y muerte para quien lo poseyera.
Su nieto, un adolescente de naturaleza inquieta y extrovertida,
lo había encontrado hurgando entre unas cajas en el desván. Aquella historia
lejos de amedrentarlo avivó más su imaginación y sus ansias de conocer más
detalles de lo que había escrito en aquellas páginas. Esperó paciente a que la
abuela saliera a dar su paseo matutino para entrar en su habitación y buscarlo
entre sus cosas. Se sobresaltó cuando escuchó una voz tras él pronunciando su
nombre. Su hermana lo tenía entre sus manos, retándolo, con una sonrisa
irónica, a que se lo quitara. Él corrió tras ella hasta que la alcanzó. Debido
al forcejeo el libro cayó al suelo abierto, mostrando una página donde se podía
ver un dibujo del mismísimo diablo. No pudieron reaccionar por el miedo que los
embargó, cuando una luz muy potente y cegadora, los envolvió y una voz
tenebrosa les habló. Aquella voz les dijo que el dueño de aquel libro sería
inmortal.
Cuando la abuela regresó a casa encontró a los dos
jóvenes sin vida, se habían agredido entre ellos hasta la muerte. La historia
se repetía.
Los hermanos se mataron como enemigos.
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