miércoles, 22 de junio de 2022

SENTENCIA

 

Un recinto circular. Antorchas colocadas estratégicamente entre los muros de piedra para que cada rincón estuviera iluminado. Siete tronos elaborados a través de la madera de ginkgo, árbol inmortal. Siete arcontes, gobernantes del reino de las tinieblas. Siete dictaminarán por unanimidad la sentencia a aplicar. Eso es lo pactado, pero hoy, tan solo seis están presentes. Viento, tierra, naturaleza, agua, fuego y hielo. En el centro un ángel portando una espada con restos visibles de sangre en ella. Sus alas han dejado atrás su esplendor y su pureza. El ángel había sido derrotado, tras herir de muerte al arconte de la electricidad cuya divinidad era la eternidad. Pero falló en su empresa. El arconte seguía con vida. Entró en el recinto cuando la sentencia a aplicar estaba a punto de hacerse pública. Los seis habían decidió aceptar a aquel ángel entre los suyos, de todos era sabido que su vuelta al paraíso era impensable. También conocían la crueldad y malicia con la que actuaba el arconte al que había intentado matar. Su gran poder y su gran ira eran desmesurados.

El maquiavélico arconte juzgó a aquel ángel. Su decisión era inapelable, hecha bajo la coacción y las amenazas hacia sus compañeros presentes. Lo condenó a vagar eternamente entre los dos mundos, nunca volvería al paraíso y nunca sería aceptado entre ellos. Aquella, era la peor condena porque durante su sueño eterno estaría condenado a recrear, una y otra vez, su acto y su juicio.


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