domingo, 25 de junio de 2023

ESTOY MUERTO

 

 

ESTOY MUERTO

Me estoy pudriendo, siento como los gusanos recorren mi cuerpo. Esto es una agonía y ellos… ellos no hacen nada, solo me dejan aquí postrado, poniéndome un gotero tras otro que me dejan adormecido y me hacen ver cosas.

Esta noche me desperté, el olor a muerte era insoportable, me quise levantar, sentía nauseas, pero mis piernas podridas no se movían. Agarré una de ellas y un trozo de carne quedó entre mis manos. Entré en pánico. Grité, pero de mi garganta muerta no salió ningún sonido. Me estoy volviendo loco…

Estoy tumbado boca arriba, mi mirada se cruza con la lámpara que cuelga del techo de mi habitación. Tiene seis brazos de bronce con una bombilla en cada uno. Hay un cuervo posado en uno de ellos haciendo que se balanceara peligrosamente. Me observa atentamente, sus intenciones no son buenas, lo sé, espera el momento exacto para abalanzarse sobre mí y picotear mis ojos podridos.

Me desmayé. O volví a morir. No lo sé. Me despierto. Mi mujer está a mi lado. Quiere que coma. No entiende que un cadáver no necesita alimentarse. Tras ella hay un hombre con una bata blanca. Este médico es nuevo. No lo había visto hasta entonces. Le está hablando de un tal Cotard. No sé quién es esa persona y tampoco me interesa saberlo. Lo único que realmente me importa es que me estoy descomponiendo y nadie parece darse cuenta. ¿Soy el único cuerdo en esta historia?

Esto tiene que ser una maldición… ¡Un momento! Claro, es una maldición. La maldición salió de la biblioteca de Babel y la llevo conmigo. Estuve allí hace un par de días, buscando…. No me acuerdo. El cerebro está podrido, por lo menos en parte. No logro recordarlo. ¿Qué día es hoy? Giro la cabeza con verdadero esfuerzo hacia la mesilla de noche. Mi móvil. Si pudiera cogerlo… Intento girarme. Despacio. Consigo ladear mi cuerpo. ¡Oh, no! ¡Un trozo de carne se ha desprendido de mi espalda! Pero lo consigo. Tengo el móvil entre mis manos. Hoy es día 9. Claro, ahora todo encaja. Estuve allí el día 7 del mes 7 a las 7 de la tarde. El libro… ya lo recuerdo… lo saqué de allí. Pero... ¿dónde está? Recuerdo el título… Me duele la cabeza. ¿Cómo era? Si, era el «EL LIBRO DE LA INMORTALIDAD» No tenía que haberlo traído a casa. Tengo que devolverlo. Pero.. ¿cómo?

Mi esposa se acerca a mí. Me mira fijamente. ¿Buscabas esto? Me dice mientras me muestra el libro en cuestión. Intento decirle que lo devuelva para acabar con esta agonía. Se ríe en mi cara. Tiene algo en la mano. ¡No..! quiero gritarle. Es un mechero. Lo va a quemar. Será el fin, mi fin. Lo hace mientras su suelta una siniestra carcajada que retumba en mis oídos. El cuervo se abalanza sobre mí…

 

 

 

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