miércoles, 13 de diciembre de 2023

EL LOTERO

 Harris Thompson regresó a su casa pasadas las seis de la tarde. Se había quedado en el instituto corrigiendo los últimos exámenes de sus alumnos.

—¡Ya estoy en casa! —gritó tras cerrar la puerta de la calle.

No obtuvo respuesta. 

Encontró a su esposa Hellen en el salón viendo las noticias de la tarde en el televisor.

—Hola cariño —lo saludó ella

Él se acercó, se sentó a su lado y le dio un beso en la mejilla.

—Acaban de encontrar el cuerpo de un chaval entre unos matorrales. Entre sus ropas encontraron una nota mecanografiada que decía: te ha tocado la lotería. Atte. El Lotero.

—¿En serio? —Harris tomó el mando y elevó el volumen —Eso parece mi instituto.

—Si, lo encontraron hace una media hora. ¿No te habías enterado?

—No, nadie me llamó —le respondió su esposo.

Escucharon la noticia en silencio, uno junto al otro sin dar crédito a lo que estaba diciendo el presentador. En ese momento los dos habían pensado en la misma cosa. En su hijo. Que por suerte estaba a cientos de kilómetros de casa, en la universidad.

—¡Es terrible! —gimió ella mientras cambiaba de canal.

—Voy a preparar una copa, ¿quieres una?

—De acuerdo, me vendrá bien beber algo fuerte, estas noticias me ponen el cuerpo muy mal.

Cuando su marido le entregó la bebida ella tenía la mirada perdida. De pronto se giró hacia él y le dijo:

—Acabo de tener una idea que tal vez te ayude con ese bloqueo de escritor que estás sufriendo.

—Sorpréndeme, cariño —le respondió esbozando una sonrisa cargada de ternura.

—Podrías escribir sobre lo que acabamos de escuchar en la televisión. Sobre el asesinato de ese muchacho. Tal vez, ojalá que no, pero puede ser que estemos ante un asesino en serie. Además tu hermano Tom te podría ayudar dándote algún que otro dado extraoficial, según las noticias el caso lo lleva la comisaría donde él trabaja.

Después de pensarlo un rato, Harris le respondió:

—No es una mala idea, Hellen. Tendré que darle un par de vueltas pero tal vez me ayude con este bloqueo. (Además lo podré escribir en primera persona, ésto último, por supuesto, no lo dijo en voz alta)


Harris Thompson era un hombre de mediana edad, profesor de lengua, muy querido por sus alumnos y respetado por todo el mundo. 

Había adquirido, en los últimos años, una aberración ante aquellos chicos y chicas sensibles, que siempre siguen las normas, que nunca hacen pellas, nunca rebaten las opiniones de sus mayores, aunque sepan que no llevan toda la razón, futuros ciudadanos modélicos, aburridos e insulsos. 

Había acabado con la vida de dos, una chica (que no habían encontrado todavía) y ahora este muchacho. 

Era cauto, precavido, nadie tenía ningún motivo para desconfiar de él. Los muchachos no intentaban huir cuando él se acercaba a ellos. Antes de matarlos les daba a elegir: Acabas de ganar la lotería… decide cómo morir. Es un honor que mueras en mis manos porque te harás famoso. Me convertiré en el asesino serial más renombrado de todos los tiempos. ¿Quieres morir de forma rápida o prefieres una muerte lenta y dolorosa?

Los dos habían elegido la primera opción. Los degolló con el cuchillo.

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