jueves, 28 de agosto de 2025

EL PACTO

 El pintor había ahogado sus penas en alcohol esa noche.

Sin ningún resultado.

La tristeza, la angustia de perderla, la pesadumbre de no poder hacer nada por salvarla, aunque no había dejado de intentarlo. Todos esos sentimientos junto con la ira y la sed de venganza lo habían llevado a un abismo profundo y oscuro en el que acabaría terminando de perder la poca cordura que le quedaba y que acabaría irremediablemente en la muerte. Su muerte.

Su amada esposa Elisa, espera la muerte encerrada en una mazmorra fría y húmeda.

Sucederá al alba y si no ocurre un milagro al amanecer la quemarán por bruja.

El pintor se levanta y sigue con el retrato de su esposa que está a punto de terminar. Cuando comienza a dar las primeras pinceladas escucha una voz proveniente del cuadro. Su amada Elsia le está hablando.

Se aparta asustado y cae al suelo. El terror invade su cuerpo y comienza a llorar. Aquello no es real. No puede ser real.

Pero la mujer del retrato, su amada Elisa, le dice que tiene una oportunidad para salvarla. Un caballero le ofrecerá un pacto el cual no puede rechazar.

Alguien está llamando a su puerta. Está asustado, piensa que ha perdido la cabeza y sin ser conocedor de ello como si alguien hubiese invadido su cuerpo se oye decir “pase”

Un caballero vestido elegantemente con ropaje caro y oscuro  le habla.

Le explica que puede salvar la vida de su esposa. Simplemente tiene que hacer un pacto con él.

Si lo hace se convertirá en un pintor afamado y junto con su esposa vivirán lejos, en paz y tranquilidad en una bonita casa rodeado de muchos hijos.

El pintor no se lo puede creer todo aquello que el hombre le está diciendo. Entonces le hace la gran pregunta.

-¿Qué quieres a cambio?

-Ese cuadro -le responde

El pintor no lo duda ni un instante y acepta.

Se hacen un corte en la palma de la mano y las estrechan para cerrar el trato.

Todo sucede tal y como había dicho aquel hombre. Pero hay algo que no va bien desde un principio. Su Elisa, su esposa querida, siempre sonriente y alegre, se ha vuelto una persona taciturna y triste. Ni sus hijos le alegran la vida. Se comporta como si no tuviera alma o como si ésta no fuera suya.

Con aquel pacto el diablo disfrazado de caballero se había quedado con el alma de la mujer.

Fue el amor el culpable del pacto.


miércoles, 13 de agosto de 2025

voces

 Se abrió de golpe la puerta del despacho del doctor Smith. Un enfermero con la cara descompuesta por el miedo le gritaba algo que él no lograba entender. El doctor intentó tranquilizarlo. Y poco a poco fue comprendiendo que algo pasaba con un paciente ingresado en el centro. Martí Salgado. 

Un esquizofrénico que había matado, en los últimos años, a diez personas (que se sepa, no se descarta que podían ser más) porque las voces de su cabeza se lo pedían.

El doctor Smith salió disparado del despacho seguido del enfermero. Los gritos provenían de la sala de la televisión.

Cuando Martí vio al doctor se acercó a él visiblemente alterado zarandeándole y gritándole que las voces habían adquirido formas.

-¡¡¡¡ Siento como me siguen!!! ¡¡¡ Los muertos me siguen!!! ¡¡¡Tiene que ayudarme!!!

Martí echó a correr hacia su habitación. El doctor fue tras él. La puerta se cerró de un portazo impidiéndole el paso. Intentó abrirla. Dentro los gritos de Martín cada vez eran más aterradores, siniestros…

El enfermero llegó con la llave.

Encontraron al paciente flotando a la altura del techo.

Se llevaba las manos a la garganta. Se estaba asfixiando. Dejó de resistirse y se cayó al suelo.

La sangre pronto tiñó de rojo el suelo.

Estaba muerto.

La autopsia determinó que la muerte de Martín Salgado fue por estrangulamiento. 

Pero…. ¿Quién lo había hecho?


jueves, 17 de julio de 2025

EL EXPERIMENTO

 La policía sabía, después de muchas horas de investigación,  que el asesino en serie que andaban buscando se camuflaba entre los indigentes de la parte norte de la ciudad.

Entonces decidieron hacer un experimento con la esperanza de que el hombre que buscaban estuviera entre ellos.

Escogieron a seis sujetos, entre ellos dos mujeres. Ellos tenían la certeza de que solo un hombre podría haber realizado aquellos hechos tan macabros:  cargar con un cuerpo cortarlo en pedacitos y luego ir dejando los restos en bolsas de basura por toda la ciudad. Pero nunca se sabía…. 

¿Daría resultado ese experimento? Ya lo verían.

Les habían dicho que estaban ahí para probar un nuevo fármaco para aumentar la atención. Su logro sería que ningún sonido los distrajera.

La recompensa por dicho experimento era de mil euros cada uno.

Un buen incentivo para aquellas personas que no tenían casi nada.

En cada habitación solo había una silla y un aparato de televisión colgado de la pared.

Asearon a seis personas, le dieron ropa limpia y los alimentaron.

Todos eran alcohólicos y en sus habitaciones no faltaba el alcohol. Querían que no se sintieran en un sitio hostil. No querían que la desconfianza hiciera mella en ellos.

A una de las mujeres, Clara, la pusieron en la sala número seis. Una mujer delgada y más bien baja de estatura. Era la más dócil de todos los escogidos. Tendría sobre unos cincuenta años, aunque aparentaba muchos menos. No debía de llevar mucho tiempo viviendo en la calle.

Cada sesión duraba media hora, en la cual, les ponían diversos ruidos en la habitación y en una pantalla, de la cual no podrían dejar de mirar en ningún momento, les iban poniendo fotografías y videos.

El primer día fue un fracaso.

El segundo día aumentaron la dosis. Dos pastillas.

La cosa mejoró. Solo uno, el más nervioso, no paraba de moverse en la silla y frotarse las manos húmedas por el sudor, en los pantalones. 

Las fotografías fueron pasando de niños con globos, perros corriendo en el campo, gente feliz comiendo un helado, en la playa….

A… mezclar esas imágenes con botellas de alcohol de las cuales salían todo tipo de bichos.

Al tercer día nadie había tocado la botella de alcohol que cada noche dejaban en sus habitaciones.

El cuarto día, eliminaron por completo las fotos bonitas e intercalaban gente mutilada con las de los bichos que salían de las bebidas.

Al cuarto día, se veían las caras de esas víctimas mientras eran mutiladas, se escuchaban sus gritos de dolor cuando un hacha les cortaba una pierna o una mano.

Los gritos de los sujetos eran igual o peores que el de aquellas mujeres que veían en el video. Menos en una sala.

Desde la sala 6, donde estaba Clara, la locura invadió su cuerpo. Se dio cuenta de lo que pretendían con aquel experimento: arrancarle la verdad. 

Se levantó. La silla se cayó. Intentó abrir la puerta. Cerrada. Sabían que la estaban espiando. Rompió la silla en pedazos y les dijo que se autolesionaba si no la dejaban salir de allí.

El médico que controlaba el experimento preparó una aguja con un fuerte sedante. Abrió la puerta, escondió el sedante a sus espaldas.

El hombre de manera amable le dijo que tenía que volver a su habitación. Ella le dijo que sí. El doctor pensando que la mujer se había calmado le indicó que saliera primero de la sala y en cuanto estuvo a pocos centímetros de él levantó el brazo para clavarle la aguja. Pero ella fue más rápida, tenía un trozo de astilla que había arrancado de la silla en la mano. Se la clavó en el cuello.

Cuando salió de la sala intentaron reducirla. Pero ella logró escaparse cogiendo a uno de los técnicos como rehén. Antes de salir por la puerta después de matar a su rehén les gritó que volvería a hacerlo y que nunca la cogerían.


jueves, 10 de julio de 2025

LA REVOLUCIÓN

 Me metieron en una celda minúscula, claustrofóbica. Olía a excrementos humanos y orina. Pero también había otros olores que reconocí de inmediato: a sudor y a miedo, a desesperanza y rendición.

Uno de los guardias que me había detenido (me había dejado pillar porque ese era el plan) me quitó la gorra de lana que cubría mi cabello dorado, herencia de mi difunta madre que en paz descanse. Se dieron cuenta de que yo no era como ellos, y vi  temor en sus ojos pero otro de los carceleros tuvo una rapidez mental increible, para un analfabeto y bruto como era, y me tiznó el pelo de color negro.

Cerraron mi prisión las siguientes horas de mi vida y me dejaron a solas con mis pensamientos. Había un ventanuco que arrojaba un poco de luz a aquel lugar sombrío y húmedo y pude ver aquel monstruo en el centro de la plaza. Esperándome. Pensé, la guillotina esperaba al revolucionario y su espera había terminado. Ese hombre era yo.

Durante un tiempo me mezclé con la gente del pueblo. Salía del castillo a hurtadillas de noche vestido de negro para mezclarme entre las sombras y no ser visto. Durante semanas trazamos un plan. Un grupo de hombres que estaban hartos de que aquella gente que actuando en “nombre de Dios” matara mujeres, hombres y niños por cualquier nimiedad.

Mi padre estaba prisionero en su propio castillo. Lo ultrajaron y lo tenían encerrado en sus aposentos. 

También tenía gente dentro de aquellos muros donde me vieron nacer y crecer, dispuestos a alzarse contra esa gentuza que distaban mucho de seguir a Dios, eran aliados del diablo, de eso no nos cabía la menor duda.

El primer paso del plan estaba completo: mi detención.

El segundo paso estaba por llegar.

Ajenos a lo que iba a ocurrir en las siguientes horas me trajeron mi última cena: un mendrugo de pan y agua. Lo comí como si fuera el mejor manjar del mundo y bebí como si fuera el mejor vino jamás hecho.

Cuando salieron los primeros rayos de sol me sacaron de mi celda y me llevaron al exterior. Mis ojos estaban ciegos de la oscuridad en la que había permanecido toda la noche y les costó un poco adaptarse a la luz. Cuando conseguí acostumbrarme a la luz del sol vi que la plaza estaba abarrotada de gente.

Nunca antes había acudido tanta gente para ver una ejecución. Sabían que esta vez sería diferente.

Con el peno tiznado de negro, algunos dudaron de mi identidad, pero el anillo que había logrado esconder bajo la suela de mi zapato y que emitía destellos por el sol en mi dedo anular, disiparon la dura de mis aliados.

Me llevaron hasta la guillotina y colocaron mi cabeza bruscamente en ella.

Pensé que al final se habían echado atrás. Temblaba de miedo por mi muerte inminente pero tampoco los culpaba, su vida estaba en juego,

De repente comencé a escuchar disparos por doquier. El hombre que tenía que ejecutarse cayó a pocos palmos de mi. Supe entonces que la revolución había comenzado.

Me puse en pie y comencé a luchar.


jueves, 19 de junio de 2025

CAÍN

 Su padre lo esperaba envuelto en oscuridad.

Cuando Caín regresó a casa se llevó un susto de muerte al encender la luz de la cocina y ver allí a su padre sentado ante la mesa.

Entonces comenzaron los gritos e insultos por ambas partes.

El padre le reprochaba la vida de delincuente que llevaba. La cosa llegó a las manos y Caín le dio un gran puñetazo a su padre en la cara que lo tumbó dejándolo inconsciente

Subió a su habitación mientras escuchaba los llantos de su madre en la habitación conyugal. Le daba igual. Tenía que salir de allí, ya no los aguantaba.

Entró, cerró la puerta con el pestillo, cogió una mochila dispuesto a coger algo de ropa y largarse de allí.

Cuando fue a abrir el armario una figura encapuchada lo estaba observando.

Caín pegó un grito y se cayó de espaldas. El hombre salió del armario y le tendió la mano para que se levantara.

Mientras tanto su padre aporreaba la puerta para que la abriera al tiempo que le decía que no lo quería ver más en su casa.

El hombre se quitó la capucha y pudo ver que era un joven no mucho mayor que él. Se le presentó como Asmodeo.

Ven conmigo te llevaré a un lugar donde podrás ser libre y hacer lo que quieras con mi ayuda.

Caín aceptó. El demonio lo llevó a través de un agujero que había en el armario el cual nunca había visto. Brillaba intensamente, como si fuera aquella luz que veían los moribundos en su lecho de muerte.

En el momento que el padre reventaba la puerta de la habitación ellos cruzaron al otro lado de aquella luz que se cerró a sus espaldas.

Estaban en una calle inmensa llena de coches que iban y venían. Había casas altísimas tocando el cielo.

Sus vestiduras habían cambiado. Asmodeo también había cambiado de atuendo.

Lo que llevamos puesto son unos pantalones llamados vaqueros, unas zapatillas y una camiseta. Así se visten los jóvenes en este siglo.

Caín le preguntó en qué siglo estaban y vio como los labios de aquel hombre pronunciaba el siglo XXI.

A partir de ahora harás lo que yo te diga. Te he estado observando y tienes el alma oscura como yo. Sin saberlo no es la primera vez que viajas. Pensabas que era un sueño. Te desconcertaba el ver que siempre estaban ahí tu padre y tu madre cuando regresabas. Pero ese era el plan: desconcertante.

Caín siguió viajando a través del tiempo. 

Tu madre se equivocaba al pensar que un nombre no hacía a una persona. Sí lo hace. En todos los sitios que has estado has hecho las maldades más crueles y sangrientas. Aunque no lo recuerdes tus manos están manchadas de la sangre de los inocentes.

Eres un asesino como lo fue tu predecesor en las escrituras.

Llegarás a lo más alto en poco tiempo. Mis conocimientos del mundo serán tuyos y junto con tu ira y tus ansias de matar lo lograremos.

¿Estás preparado?

 


jueves, 12 de junio de 2025

EL FINAL DE TODO

 Despierto sonriendo al ver la destrucción del mundo. Había conseguido algo que hace unos años para mí sería  impensable.

Pero a veces algo que has conseguido y que te ha llevado meses de trabajo tiene sus consecuencias, es algo así como: tú lo consigues pero eso tiene un precio y ese precio fue mi vida.

Desde que tengo uso de razón me encantaban los ordenadores, con el paso de los años me convertí en un hacker que con el tiempo se convirtió en la pesadilla de los más poderosos. Podía controlarlo todo. Cualquier banco, los servidores de cualquier institución tanto pública como privada, lanzar misiles, provocar disturbios. Pero en mi cabeza mi gran salto sería destruir el mundo y me puse a ello.

Podrían pensar que si el mundo se acababa para todos los humanos también lo haría para mí.

Así que me dediqué a adaptar un búnker del ejército a mis necesidades. Desde allí llevaría a cabo la destrucción. Saldría inmune de ese caos y encontraría otra gente viva y juntos construiremos un gobierno afín a todos. Era una utopía pero estaba dispuesto a hacerla realidad.

Lo de la destrucción lo conseguí. Me rendí al sueño apoyado en la mesa y al despertar supe que era verdad. El mundo tal y como lo conocíamos ya no existía.

Me dispuse a salir al exterior. Abrir la puerta del búnker. 

Logré hacerlo pero no contaba con que a parte de destruir el mundo provoqué una serie de catástrofes naturales debido a las bombas. Así que en el momento que la abrí una fuerte ráfaga de viento la volvió a cerrar. 

Como consecuencia de aquello la puerta me dio en la cabeza y caí rodando por las escaleras, cuando llegué abajo ya estaba muerto.


miércoles, 7 de mayo de 2025

CORONACIÓN DEL ABAD

 Cuenta la leyenda que desde el palacio condal y el monasterio de San Vicente do Pino, en Monforte de Lemos, había un pasadizo.


Éste era utilizado por el abad cuando el conde estaba ausente  para acostarse  con la esposa del conde de Lemos.


Al regresar el conde al palacio tras una encomienda que le había hecho el rey, se entera de aquella aventura amorosa.


Planea su venganza y decide organizar una fabulosa comida invitando como comensal de honor al abad.


Mientras se sirven los postres, el conde da orden a sus vasallos de que traigan el premio principal, una mitra de hierro candente con la que corona  al abad, ocasionándole una espantosa muerte.


El extraño triángulo amoroso trajo la muerte.


EL PACTO

  El pintor había ahogado sus penas en alcohol esa noche. Sin ningún resultado. La tristeza, la angustia de perderla, la pesadumbre de no po...