Elisa estaba con sus amigos en una vieja fábrica abandonada a las afueras de la ciudad. Solían reunirse allí los fines de semana. Ponían música y bebían hasta bien entrada la noche.
Les gustaba contar historias de miedo, cada cual más macabra e insólita que la anterior.
Lo pasaban bien, eran una piña, siempre juntos. Elisa, Andrea, Jaime, Tomas y Luna.
Elisa era la más escéptica del grupo. Aquellos relatos, aquellas leyendas urbanas no le daban miedo, se lo tomaba como lo que ella creía que eran, puros chismes y cuentos para asustar a la gente.
Todos en el grupo lo sabían y entonces Jaime, que era el que más historias de miedo conocía, le propuso un reto que había visto ese día en internet.
-Elisa te reto a que esta noche invoques al hombre de arena.
-Por qué yo? -preguntó mirando a los demás chicos.
-Porque eres la más adecuada, nada te da miedo y esto pondrá a prueba tu escepticismo.
Elisa puso los ojos en blanco y todos se rieron.
-A ver dime de qué se trata.
-Tienes que cantar una nana para que funcione.
-¿Me estás tomando el pelo? porque me levanto y me voy.
-No, no, espera -le suplicó Jaime- es parte del reto, de esa manera
entra el hombre de arena en tu habitación. Tienes que cantarle mientras él echa arena en tus ojos para que no tengas pesadillas. Así que esta noche cuando te vayas a acostar tienes que cantar esta canción:
“Duerme,
niño chiquito,
duerme,
mi alma,
duérmete,
lucerito de la mañana”
Al día siguiente sus amigos esperaban a Elisa delante del instituto para preguntarle si lo había hecho y si era así si había funcionado.
Pero Elisa no apareció.
Pensando que llegaría tarde se fueron a clase.
Cuando pasaban cinco minutos de las 9 de la mañana, el director por megafonía avisó a todos los alumnos del instituto que una compañera suya, Elisa Salazar, había desaparecido esa noche de su casa. Se iban a hacer batidas por los bosques, así que, necesitaban toda la ayuda posible. Los chicos y chicas de los últimos cursos que se apuntaran no tendrán clase ese día.
Más tarde sus amigos pudieron saber por el padre de Luna, que era policía, que la habitación de Elisa estaba llena de arena. Lo peor estaba en su cama. Allí la arena había tomado la forma de un ser humano. ¿Sería Elisa ese montón de arena?
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