sábado, 6 de marzo de 2021

HISTORIA DE UNA GUERRA

 


 

Aquellos tres jóvenes habían sido llamados a alistarse al ejército. Tenían 18 años, vivían en el mismo pueblo y eran amigos desde muy pequeños, siempre andaban juntos. Tenían muchos planes para cuando acabaran el instituto, uno de ellos quería ser mecánico como su padre y trabajar con él en el taller, a otro le fascinaba el mundo de las leyes, tal vez llegaría a ser un gran abogado y el tercero soñaba con ser una estrella del cine, algún día. Aquel fatídico día en el que tenían que partir hacia una guerra que les quedaba grande, sus familias y amigos los fueron a despedir al tren. Hubo lágrimas, abrazos y buenos deseos. Cuando llegaron a su destino, tuvieron unos meses de entrenamiento militar, les enseñaron a formar y a disparar. Hubo una selección entre los soldados recién llegados y más jóvenes, y quiso el destino que los tres fueron escogidos para pilotar. Que no tuvieran ni idea de manejar un bombardero no fue impedimento, unas cuantas clases rápidas y los declararon aptos para tal fin. Sus primeras salidas solos, fueron de infarto, ninguno de los tres esperaba aterrizar sanos y salvos, pero sí lo hicieron. Las siguientes salidas fueron más relajadas y poco a poco fueron ganando en experiencia y seguridad.  Un día les dieron una misión, tenían que entrar de lleno en las defensas del enemigo y bombardearlas. Fue un día de locos, fueron a por todas y no le dieron tregua al enemigo, éste ante tal ofensiva, optó por retirarse. Habían ganado esa batalla. Tras la misión los tres jóvenes pilotos regresaron a la base, en sus caras llevaban reflejado el terror absoluto.

El capitán al mando que estaba esperando el regreso de los aviones, les dio una cálida bienvenida, había tenido muchas bajas y ver a aquellos jóvenes con vida era todo un acontecimiento. Les dijo que elaboraran un informe detallado de lo que había pasado y luego les dio un permiso para que se relajaran y tomasen unas cervezas.

El capitán siguió esperando la llegada de más soldados que había enviado a esa misión. Llegaron dos más. Estaban exhaustos, aterrados ante la batalla sangrienta que habían vivido, pero al mismo tiempo contentos por haberla ganado. La pérdida de compañeros no había sido en vano. Le preguntaron al capitán si habían llegado más compañeros. Les habló de los que habían llegado hacia una media hora y que estaban realizando el informe. Los soldados se miraron entre ellos, pensando que aquello no era posible. El capitán les iba a preguntar qué pasaba cuando el ruido de unos pasos a sus espaldas hizo que se giraran para ver quien llegaba. Y allí estaban aquellos muchachos, con el informe en la mano. Se lo entregaron al capitán sin mediar palabras. Sus semblantes estaban pálidos, los ojos sin brillo y mirando hacia un punto lejano situado entre las montañas que les rodeaban. Se alejaron de allí con paso lento y cansado como si hubieran envejecido sesenta años durante esa media hora. El capitán leyó el informe, bajo la atenta mirada de los otros dos soldados. En él se detallaba con todo tipo de detalles lo que habían vivido en aquella batalla, incluso…. Levantó la mirada hacia el lugar por donde se habían ido los jóvenes, estaba pálido y con el pulso tembloroso, pero no había rastro de ellos, era como si se hubieran desvanecido. Luego miró a los dos soldados que estaban con él, esperando una respuesta. Los muchachos le dijeron que habían visto como derrumbaban los aviones de los tres jóvenes, era imposible que estuvieran con vida. El capitán les mostró el informe que habían hecho, lo leyeron atentamente. Un escalofrío les recorrió el cuerpo, en él relataban con pelos y señales cómo habían muerto.


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