miércoles, 14 de junio de 2023

ALICIA

 


Todavía podía escuchar a lo lejos, a la reina gritando a sus súbditos: ¡qué le corten la cabeza! mientras corría por aquellos jardines como alma que lleva el diablo. En su alocada carrera vislumbró a lo lejos un caballito de madera apoyado sobre el tronco de un árbol. Aminoró la marcha y cuando estuvo a su altura el caballo le habló, como no, en aquel lugar todo y todos hablaban. Aquello ya no la cogía por sorpresa, porque en los sueños todo es posible.

- ¿A dónde vas con tanta prisa?

-Huyo de la reina –le dijo Alicia.

-Si te subes a mi lomo irás más deprisa –le respondió.

Así lo hizo. Pero para su desconcierto, el caballito de madera no trotaba, se mantenía suspendido a escasos centímetros del suelo. entró en una cueva húmeda y muy oscura. Preguntó a dónde iba. No obtuvo respuesta.

Descendían. De eso estaba segura. Se asustó. Al cabo de un rato, se detuvieron. El lugar donde se encontraba era pasto de las llamas y en el ambiente reinaba un fuerte olor a azufre. Alicia viajó al infierno. El caballo de madera ya no era tal, se había convertido en una bestia. Le dio la bienvenida a su humilde morada. Un lugar del cual no saldría jamás. Ella se asustó y suplicó que la dejaran libre. Intentó huir.  Pero aquello era real, no un cuento de hadas. Al girar la cabeza, ésta cayó rodando por el suelo. Aun así, sus pies siguieron corriendo. La bestia profirió una sonora carcajada mientras agarraba la cabeza de la muchacha y la tiraba a las llamas. Él era la reina. Él era el señor de los sueños. Él era la peor pesadilla de la que no despertaría jamás.

Todavía podía escuchar a la reina gritando: ¡qué le corten la cabeza! mientras corría. En su alocada carrera vislumbró a lo lejos un caballo de madera apoyado sobre el tronco de un árbol. Aminoró la marcha y cuando estuvo a su altura éste le habló, porque en los sueños todo es posible.

- ¿A dónde vas con tanta prisa?

-Huyo de la reina –le dijo Alicia.

-Si subes a mi lomo irás más deprisa…


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