Chamán, así lo llamaban. Era respetado y temido por su pueblo a partes iguales. Aquel día se internó en el bosque, los espíritus le hablaron en un sueño, el mal estaba entre ellos. Tenía una misión.
Cogida de la mano le acompañaba una niña. Su hija pequeña. Ella era la mandinga. Llegaron a un claro. Tenia que hacer que el demonio que habitaba en el cuerpo de su pequeña saliera. Había oído hablar de él, conocía su punto débil. Sólo tenia unos minutos para pasar de un cuerpo a otro, sino lo hacia tendría que volver al infierno de donde había salido. Él tenia un plan. Tenia que salvar a su niña y a su pueblo, sólo tenia una oportunidad y tenia que ser rápido.
Le habló a aquel demonio, tenía que tentarlo, ofrecerle algo que deseara y sabia que lo quería a él, así que le ofreció su cuerpo a cambio del de la niña. Las ansias de poder de aquel demonio no le dejaron ver la trampa, así que aceptó. Salió del cuerpo de la pequeña y en los escasos minutos que tenia el hombre, le gritó a su hija que corriera todo lo rápido que pudiera y que no mirara atrás. El demonio entró en él, y antes de que pudiera tomar posesión de su nuevo cuerpo el Chamán se cortó el cuello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario