Desde la ventana de la caba帽a pod铆a ver el lago y la
lancha que descansaba en la orilla. Su abuelo, hab铆a vivido all铆 toda su vida
hasta hac铆a menos de un mes. Hab铆a sido un referente para 茅l, la persona que
m谩s admiraba y con la que se identificaba plenamente. Sus padres, una pareja de
cuidad, no pod铆an comprender que su hijo quisiera vivir en aquella casa en
medio de la nada con una persona que, seg煤n ellos, no ten铆a nada que aportarle.
Pero qu茅 equivocados estaban, pensaba, aquel hombre ten铆a mucho que aportarle,
mucho que ense帽arle y sobre todo mucho que ofrecerle. Durante su infancia
pasaba los veranos con el abuelo, a medida que fue creciendo la idea de quedarse
all铆 a vivir se iba haciendo m谩s s贸lida en su cabeza. Hab铆a un instituto en el
pueblo y el abuelo lo podr铆a llevar en su vieja camioneta. Sus padres se
negaron rotundamente ante tal idea y lo arrastraron al coche sin miramientos, mientras
茅l pataleaba y les gritaba que no quer铆a irse con ellos. Ese fue el comienzo de
su nueva vida. En aquel momento el muchacho se dio cuenta de la grande y
maravilloso que era su abuelo, un verdadero h茅roe para 茅l y lo admir贸 m谩s que
nunca.
Impasible, con una frialdad que s贸lo alguien acostumbrado
a ello puede tener, cort贸 el cuello a sus padres, los meti贸 en el coche y lo
arrastr贸 hacia el lago. Ambos, abuelo y nieto, se quedaron un buen rato all铆 plantados,
viendo c贸mo se hund铆a en las aguas del lago hasta desaparecer. Ah铆 comenz贸 su camino
hacia el reconocimiento mundial de la mano de uno de los m谩s grandes y temidos
asesino serial.
Recuerda un s谩bado como un d铆a fat铆dico para ellos dos.
Hac铆a semanas que no llov铆a, el suelo se estaba secando a pasos agigantados.
Pero aquella ma帽ana cuando se levantaron vieron con verdadera sorpresa, que el
lago se hab铆a secado completamente. Aquel s谩bado de sequ铆a, coches y cuerpos
hab铆an quedado a la vista de todos. Pronto apareci贸 la polic铆a y las c谩maras de
televisi贸n para informar en el lugar de los hechos, del macabro hallazgo.
Estuvieron d铆as sacando cuerpos y llev谩ndolos en
furgonetas negras con los cristales tintados, a alg煤n lugar para su posible
identificaci贸n. El abuelo y el nieto no
perdieron la calma en ning煤n momento. Aquella no era la 煤nica caba帽a que hab铆a
junto al lago y no ten铆an ning煤n motivo para desconfiar de ellos. Eran
meticulosos en sus trabajos. De hecho, no lo hicieron. Ninguna sospecha recay贸
sobre ellos. Hablaban, en los medios de comunicaci贸n, sobre la existencia de un
asesino en serie que tiraba los cuerpos al lago para deshacerse de ellos, desde
hac铆a muchos a帽os, en vista de los n煤meros esqueletos que hab铆an encontrado. Un
asesino que llevaban mucho tiempo buscando y que m谩s temprano que tarde dar铆an
con 茅l. Estaban plenamente convencidos de ello.
El abuelo era un hombre respetado y querido en el pueblo,
un gran pescador, honrado y siempre dispuesto a ayudar a quienes lo necesitaran.
Hab铆a estado en el ej茅rcito durante muchos a帽os. Cuando regres贸 a casa lo hizo
con una cojera y tres dedos menos en su mano izquierda.
El chaval, un estudiante del 煤ltimo a帽o de instituto era
considerado por sus profesores como un estudiante modelo, muy trabajador y
estudioso y que nunca se met铆a en problemas.
Pero lo acontecido aquel d铆a, afect贸 bastante al abuelo,
su coraz贸n d茅bil y enfermo no lo soport贸. Muri贸 una semana despu茅s mientras dorm铆a,
a causa de un infarto.
El muchacho no querr铆a arriesgase. Su mente fr铆a y
calculadora elabor贸 un plan. Se hab铆an librado, pero no hab铆a que tentar a la
suerte. As铆 que vender铆a la propiedad que hab铆a heredado y se largar铆a a otro
lugar. Comenzar铆a una nueva vida lejos de all铆, retomando el legado que le
hab铆a dejado su abuelo.