miércoles, 17 de mayo de 2023

UN GRAN GOLPE

 


Había una palabra que definía a la perfección a su marido: infiel.

Lo había sido siempre pero no lo había visto hasta hacía unos meses.

Recordaba lo que su madre le había dicho el día de su boda «el amor es ciego» y tanto que lo era.

Se había enamorado de él como si fuera una colegiada de quince años aun sabiendo que a sus espaldas llevaba una gran cantidad de relaciones antes de que la hubiera conocido. Sospechaba que no la quería. Simplemente se casó con ella para dar una buena imagen cara la sociedad.

Conocedor de su fama de mujeriego y vividor, sabía que lo miraban con cierto recelo y que no lo tomaban en serio. Y eso no estaba bien teniendo en cuenta que necesitaba que la joyería que regentaba saliera a flote.

Así que se había forjado un plan y lo llevó a cabo y ella había sido el plan.

La boda se celebró por todo lo alto. Los primeros años fueron una maravilla. El negocio prosperó en gran medida.

Más pronto que tarde, ella comenzó sospechar que su marido se veía con otras mujeres. Y por qué comenzó a sospechar. Pues muy sencillo. Fue una vez al banco a sacar una suma bastante grande de dinero para comprarse un buen coche. El cajero que la atendió le dijo que estaba en números rojos. No podía creerlo. El hombre fue más allá y le indicó que el dinero había sido gastado en un coche y un apartamento en la playa. Seguramente algún regalo para la amante de turno.

Salió del banco muy enfadada y se dirigió hacia el trabajo de su marido para exigirle explicaciones.

La joyería estaba cerrada a pesar de que todavía era hora laboral.

Tenía llaves, así que entró.

Sabía dónde estaba la caja fuerte donde guardaba el dinero y las joyas más valiosas.

También sabía la contraseña. Era un hombre de costumbres y lo de él no era pensar mucho. Así que pulsando su fecha de nacimiento se abrió la caja.

Dentro había una gran cantidad de fajos de billetes, así como un número bastante considerable de joyas.

Entonces se le ocurrió una idea.

Volvería de noche, cuando su marido estuviera durmiendo. Lo cogería todo y fingiría que había sido un robo.

Y así lo hizo.

Por la mañana una llamada al móvil lo despertó a él, porque ella no había podido conciliar el sueño después de lo que había hecho.

Le informaron que habían entrado a robar en su negocio. El hombre mudó de color y cayó desplomado al suelo. Cuando ella fue a su encuentro él ya había muerto.

La policía comenzó a hacer las pesquisas necesarias para descubrir al ladrón.

No dudaron en aparecer el día del entierro para interrogarla.

A ella le entró el pánico. Tenía las joyas en casa. ¿Y si conseguían un orden del juez para registrar la casa? Entonces sabrían que había sido ella.

Por la noche la gente que había estado velando a su marido se fue yendo poco a poco. Sólo quedaba ella.

Se acercó al ataúd de su marido y colocó dentro la bolsa con el dinero y las joyas.

Pasaron un par de años hasta que el caso se cerró por falta de pruebas. La mujer fue entonces cuando decidió una noche de luna llena hacerlo.

Se profanó la tumba del joyero.

 

 

 

 

 

 


domingo, 14 de mayo de 2023

FRACTURAS

 

Un pueblo es mucho más que lo que muestra. 

No te fíes de las ferias, ni de los que te reciten poemas a cinco voces, tampoco de los sitios donde la crema de calabaza es el plato estrella y estate pendiente del reloj porque tal vez marque tu hora eterna.

Lo esencial es invisible a los ojos.

Esta es una historia de desafíos, de supervivencia y de creencias. Porque si crees en ti todo es posible, aunque tengas que morir dos veces. 

Es un intento de superación, de nuevos comienzos, de enterrar el pasado y como la vida puede cambiar en un momento dado, con tan solo chasquear los dedos, para bien o para mal. 

No soy una mera narradora de los hechos, también soy una figura importante en esta historia, no podría ser de otra manera, porque me gusta la fama y la popularidad. 

Soy egoísta, narcisista, arrogante y ególatra. Soy un tema tabú entre los mortales. Soy causa de recelo, preocupación, ofuscación. Provoco miedo y auténtico terror. Lo puedo ver en los ojos de la gente al escuchar mi nombre. Y me encanta. Quieras o no yo siempre estaré presente en tu vida. 

El tiempo, esa sombra en la mente de hombres y mujeres sin excepción, juega a mi favor. Se han escrito ríos de tinta sobre mí, historias para no dormir llevan mi nombre. Soy el principio del fin y el final del comienzo. Soy la muerte. Y siempre estaré presente en tu vida a veces como tu amigo, vecino, amante o marido.

Podría fijarme en cualquier otro lugar, pero éste en concreto tiene esos tintes misteriosos, fantásticos, únicos, que me encantan. Secretos bien guardados a lo largo del tiempo y enterrados bajo capas de verdades a medias que están a punto de ver la luz. 

Lugar misterioso que juega al despiste y a la confusión. Con sus pactos con el diablo, viajes en el tiempo, vivos muy muertos y muertos que no saben que lo están.

La desorientación conduce a la sugestión. Y la sugestión te lleva a cometer errores.

¿Te atreves a venir a Talos?

 

miércoles, 10 de mayo de 2023

CULPABLE

 

Mi abuelo, en su lecho de muerte, me dijo:

—Los secretos bien enterrados no deben salir a la luz por el bien de todos.

En esos momentos no le di importancia a sus palabras. Ahora, dos meses después de aquello comprendí lo que me había querido decir.

Tras su muerte heredé la funeraria que hasta entonces había sido de su propiedad. Estaba sola en el mundo. Mis padres hacía años que habían fallecido. Mi abuelo era la única familia que me quedaba.

Siempre fui consciente de los comentarios que en el pueblo se hacían al respecto. Una mujer joven al cargo de un lugar como aquel. Para ellos era incomprensible. Pero seguían requiriendo mis servicios, bien para compararme con mi padre, o bien para ver de cerca al «bicho raro» como me consideraban.

Unos meses antes del fallecimiento de mi padre, mi hermana mayor fue asesinada. Y no fue la única. La policía sospechaba, que había un asesino en serie trabajando en la zona. En un año habían desaparecidos seis mujeres. Cuando encontraron sus cuerpos, todos ellos mostraban signos de violación y estrangulamiento. Tras las autopsias pertinentes se demostró que habían sido estranguladas durante el acto vil y cruel al que las sometía.

Encontrar al asesino de mi hermana se convirtió en una obsesión para mí.

Comencé a indagar por mi cuenta. Me enteraba de muchos «chismes» en los velatorios. Fui atando cabos y pronto tuve un sospechoso.

Pero necesitaba pruebas.

Conocía perfectamente que el camino que estaba emprendiendo no era fácil y menos tratándose del comisario de policía del pueblo. Un hombre corpulento de mediana edad, muy querido por todos los vecinos.

Pero no todo era bondad en él. Tenía un lado oscuro que no me costó mucho descubrir.

Me inscribí en una página de citas muy conocida, donde aquel hombre era un habitual. Y logré tener una cita con él.

Por supuesto que me conocía, como todos en el pueblo. Pero una peluca, un poco de maquillaje y un cambio de look hizo maravillas. Cuando vi mi imagen reflejada en el espejo antes de salir para la cita, ni yo misma me reconocía.

La cena fue bien. Era encantador. Amable, atento, simpático…

Bebió unas copas de vino de más. Y aquello jugó un gran papel a mi favor.

Fuimos a bailar y él siguió bebiendo.

A la hora de marcharnos sugirió llevarme a casa. Yo rehusé la invitación y le sugerí que fuésemos a la suya.

Nada más entrar se abalanzó sobre mí. Yo logré frenarlo. Cosa que lo enfureció. Empezó a insultarme y yo comencé a tirarle de la lengua. Cantó como un gorrión. Pero no sólo que había abusado de varias mujeres, sino que…

Me confesó que su padre había muerto hacía poco. Me dio su nombre. Era el nombre de mi abuelo.

Hecha una furia le aticé en la cabeza con un bate de béisbol que encontré en su casa. No lo maté.

Lo saqué a la calle y lo metí en la furgoneta de la funeraria que había aparcado en un callejón sin salida que había junto a su casa. No me crucé con nadie por el camino.

Llevé la furgoneta hasta la puerta de atrás. Desaparecería para siempre dentro del horno crematorio.

Por las noches todavía puedo escuchar sus gritos mientras su cuerpo ardía como si de leña se tratara.

A partir de ese día no hubo más muertes. Su desaparición todavía sigue siendo un misterio muchos años después.

 

 

 

 

lunes, 1 de mayo de 2023

RECUERDOS

 


Una tarde lluviosa de regreso a casa, algo en el escaparate de una vieja tienda de antigüedades, captó mi atención. Me acerqué lentamente mientras mi corazón latía desbocado en mi pecho por la emoción que embargaba cada fibra de mi cuerpo.

Era cierto lo que mis ojos me mostraban. Frente a mi había un gramófono.

La añoranza se adueñó de mí.

Recuerdos de mi infancia que creía olvidados regresaron, uno a uno, fluyendo con premura por la incipiente libertad, tan ansiada durante años, de la prisión en la que habían quedado relegados.

Una gran sonrisa iluminó mi cara al recordar aquellos veranos que, de niña, pasaba en el pueblo en casa de mis abuelos con mis primos.

Allí el reloj dejaba de marcar la hora.

Las tardes en la feria se convertían en una fiesta. Corriendo de un lado a otro mientras el sudor se deslizaba lentamente por nuestra piel, garabateando risas sobre papel íbamos de atracción en atracción.

De vuelta a casa nos esperaba una deliciosa crema de calabaza y…   

De fondo aquella canción que sonaba, una y otra vez, como un cuarteto a cinco voces en el viejo gramófono, sumergiéndonos en una espiral de amor, alegría y felicidad.

 


miércoles, 26 de abril de 2023

NO ES MÍO

 


Su único hijo era del demonio. Ahora sabía la verdad. Siempre había desconfiado que aquel niño no era suyo. Él no era su padre biológico. Estaba completamente seguro.

Su llegada al mundo había costado un gran precio. Se había cobrado la vida de su madre. La mujer que amaba y de la que todavía seguía enamorado.

No más verlo, lo odió. Lo odió como jamás había odiado a nadie. Lo odiaba por haberle arrebatado lo que más quería en este mundo. Pero el niño pronto se hizo querer. Inteligente, extrovertido, cariñoso, se fue abriendo, poco a poco, paso a paso, hacia su corazón maltrecho y malherido, llegando a quererlo de una manera vehemente, febril.

Su vida dio un giro de ciento ochenta grados con su llegada. Parecía que aquella criatura, tan frágil, tan hermosa, traía consigo la suerte bajo el brazo.

Su carrera política comenzó a ascender vertiginosamente hasta que vio cumplido su sueño.

Aquella noche era la gran fecha, tan esperada, tan ansiada a lo largo de muchos años. Aquella noche sería nombrado presidente de la nación.

Estaba en un sótano en penumbra, atado de pies y manos en una silla. Una gran pantalla frente a él le ofrecía las imágenes de la ceremonia. Y ahí estaba, dando el discurso ante millones de personas de todo el mundo.

Pero aquel no era él. No, no lo era. Él estaba sentenciado a muerte. Nunca sería el presidente de ningún país.

No estaba solo en aquel lugar sombrío. No. Había alguien más con él.

Un hombre alto, delgado, joven y de muy buen ver. Lo observaba sin dejar de sonreír.

—¿No estás orgulloso de nuestro hijo? –le preguntó.

El hombre maniatado se mantuvo en silencio sin apartar la mirada de la pantalla.

—Sabía que no me había equivocado eligiéndote a ti como su padre terrenal. Le has inculcado buenos valores, los necesarios para alcanzar el máximo poder.

El hombre seguía sin mediar palabra absorto en las imágenes.

—A partir de ahora ya no te necesitamos. Éste es tu fin. Siempre supiste que no era tuyo. Tengo que decir a favor de tu mujer que se resistió y que nunca dejó de amarte al igual que nunca deseó el niño que llevaba en su vientre. Le concedí el deseo de morir antes de ver el rostro de su recién nacido. Nuestro pequeño puede tomar la forma de cualquier humano. Y ahora, gracias a ti, tendrá un gran poder. Ha abierto la puerta del infierno. Una nueva era ha comenzado.

 

 

 

 

 

 


miércoles, 19 de abril de 2023

MORIR

 


 

—Emergencias ¿dígame?

—He matado a mi mujer y a nuestro hijo no nacido.

—Dígame su nombre.

—Caín.  Siempre hay un Caín por los siglos de los siglos. Y yo soy aquel descendiente del responsable del primer crimen de la Humanidad. Aquel que no quiso arrodillarse. Aquel que no quiso nacer y aun así heredó el castigo por el pecado cometido por sus padres.

—Dígame su dirección.

—Caín regresó del abismo del espacio.

—No le entiendo

—He visto la realidad del tiempo. He viajado hasta el origen. Aquel no era el árbol del saber, sino de la mentira, prometía el saber cambio de la muerte y ni siquiera el hombre sabe qué es la muerte.

—La ayuda va de camino.

—Él me lo mostró

—¿Quién se lo mostró?

—Lucifer. Me mostró la verdad. El mundo ha sido destruido varias veces antes de la creación del hombre.

—Intente calmarse, señor.

—Sólo existe una verdad: la muerte. ¿Por qué nacer si vamos a morir? A mi hijo no nacido le facilité el camino. Si no nace no muere. Le hice un favor. Y ahora la muerte está a mi lado. Impaciente.

—¿Qué va a hacer?

—Lo que estamos destinados a hacer cuando nacemos, morir.

 

 

 

 

 

 


miércoles, 12 de abril de 2023

SUERTE

 

Antonio García estaba sentado ante la barra, delante de una copa vacía, ajeno al griterío de los clientes del bar ante un fuera de juego en el partido de futbol que emitían en la televisión. Sabía que emborracharse no solucionaría sus problemas, pero sí los haría que los olvidara por lo menos esa noche.

Estaba alzando la mano para que el camarero le sirviera otra cuando un tipo a su lado gritó:

—Que sean dos, por favor.

Luego se giró hacia Antonio y le dijo:

—A esta ronda invito yo.

Antonio lo miró el tiempo justo para darle las gracias para luego seguir concentrado en mirar cómo se llenaba de nuevo su copa.

—Tengo la solución para todos tus problemas –le espetó el hombre.

—Que sabrás tú de mis problemas –masculló Antonio.

—Más de lo que piensas –le respondió el hombre.

Antonio llevado por la curiosidad se fijó mejor en el hombre que se había sentado a su lado sin ser invitado.

Era alto y delgado, con el pelo canoso muy corto. Vestía totalmente de negro. Sonreía mostrando una hilera de dientes perfectos y blancos como la nieve.

—Toma –le dijo

Antonio vio que le ofrecía un trozo de papel. Lo cogió. Lo abrió. Dentro había varios números.

—Son los números de la lotería de mañana. Te tocará lo suficiente para no preocuparte más por el dinero

Antonio lo volvió a mirar. Esta vez riéndose.

—Está usted loco –le dijo mientras se levantaba para largarse a otro lugar donde pudiera beber tranquilamente.

Antes de irse estrujó el papel y se lo tiró a la cara.

Antes de atravesar la puerta escuchó la voz del hombre que le decía:

—Pagarás caro por esto.

Estaba doblando la esquina cuando le sonó el móvil.

Le llamaban del hospital, su mujer había sufrido un accidente de coche y estaban operándola de urgencia.

Corrió a casa para ver cómo estaba su pequeña María. La vecina al verlo llegar lo tranquilizó diciéndome que la niña estaba con ella.

Fue hasta el hospital. Pasó allí la noche.

Al llegar a casa por la mañana, se encontró con una carta en el buzón informándole del próximo embargo de su casa.

Por un momento se arrepintió de haber jugado aquellos números que aquel hombre misterioso le había dado. Pero ya era tarde.

Se tumbó en el sofá. Soñó. En sus sueños una voz le hablaba. Lo culpaba del accidente que casi le cuesta la vida a su esposa. No había ido a buscarla a trabajar porque había decidido ahogar sus penas en alcohol en el bar. Él era culpable. Culpable de ser un mal marido y un mal padre. Apenas veía a su pequeña. Si no estaba trabajando estaba apostando el dinero que ganaba. Perderían la casa por su culpa… ¡Culpable! ¡Culpable! Le repetía la voz una y otra vez. Se despertó bañado en sudor, con el corazón a punto de salirse del pecho.

Se levantó, fue hasta el garaje cogió una cuerda y….

Se despertó en el hospital. Había salvado su vida gracias a que la vecina logró romper la cuerda con la que se había colgado en el cuarto de baño.

Pasaron las semanas.  Su mujer se estaba recuperando a pasos agigantados.

Entonces un día que podría ser como cualquier otro día su hija enfermó. Leucemia, le diagnosticaron. Pocos días después perdieron la casa.

Entró en una espiral de depresión y locura. Escuchaba voces en su cabeza que le culpaban de la enfermedad de su hija y de la situación en que se encontraba su familia.

Vivían en casa de sus suegros, que día sí, día también, lo culpaban.

Una mañana en su despacho se acercó a la ventana. Brillaba el sol. Hacía un esplendoroso día de verano. Sin más abrió la ventana. Se subió a la ventana y….

Salvó su vida gracias al toldo que había puesto el dueño del restaurante y que mitigó la caída desde el tercer piso. Se fracturó una pierna y un brazo. Fue un milagro que no hubiese muerto.

Había burlado a la muerte dos veces. Y como dicen por ahí, no hay dos sin tres.

La tercera vez que intentó matarse lo hizo pocos días después, en el hospital. En un descuido que había dejado un frasco de pastillas sobre la mesa mientras atendía una llamada en su móvil se las tomó todas.

La rápida intervención de los sanitarios se salvó de esta muerte también.

Lo llevaron al ala de psiquiatría bajo vigilancia estricta. 

Aun así, una tarde cuando se despertó de la siesta se llevó una sorpresa al ver que tenía visita.

Había un hombre sentado en una silla al lado de su cama. Sonreía, mientras lo miraba fijamente.

Lo reconoció. Era el hombre que lo había abordado en aquel bar. Parecía que habían pasado siglos desde aquello….

—He de reconocer que es usted un hombre con mucha suerte –le dijo.

Antonio lo miró sin comprender.

—Ha esquivado a la muerte tres ocasiones. ¡Enhorabuena! Queda usted libre, mi querido amigo. He de reconocer su mérito. Me enfadé mucho cuando rechazó mi oferta. Y no pudo menos que echarle una maldición, la cual retiro ante los hechos. Ya no me interesa su alma, ni la de los suyos. A partir de este momento la suerte le sonreirá, su hija sanará, recuperará su casa y todo gracias a usted. Mi enhorabuena de nuevo, tiene usted mucha suerte.

Ni tres muertes pudieron llevarlo al infierno.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

REBELIÓN

  Era una agradable noche de primavera, el duende Nils, más conocido como el Susurrador de Animales, estaba sentado sobre una gran piedra ob...