Me duele el estómago
y la cabeza me va a estallar, los excesos con el turrón y los barriles de
cerveza que trajo mi cuñado, me están pasando factura. No logro dormirme, y
necesito hacerlo, aunque sea un par de horas, o me volveré loca. Mi marido no
está, tiene turno de noche en el hospital y mi hija se fue de fiesta con una
amiga. Tumbada en la cama me doy cuenta del silencio que hay en la casa,
escucho mis propios pensamientos y como me zumba la cabeza, es de locos. Sería
un buen tema para una historietista.
Creo que el sueño ya llega, bienvenido sea. Escucho algo, creo que están llamando
a la puerta, quién puede ser a estas horas, ¡dios santo, espero que no sea la policía!
Existe un gran porcentaje de que eso
ocurra. No son ellos. ¡Menos mal! Vuelven a aporrear la puerta. Algunas
personas deberían invertir su tiempo
libre en algo productivo, y no en molestar a la gente. Por la mirilla no veo a
nadie, tal vez debería llevar algo para defenderme, nunca se sabe. Pero ¿qué?,
el bate de béisbol de mi marido, está metido en el paragüero, no sé qué hace ahí,
pero eso no importa ahora. Lo cojo y abro la puerta con cautela. No hay nadie,
salgo y tropiezo con algo. Una caja de cartón. ¿Qué demonios es esto? Está
claro que tengo un don para toparme
con cosas que no son mías. La abro y…¡¡ sorpresa, un bebé!!, parece muy pequeño,
casi como si acabara de nacer. Y viene con una nota que dice: “el padre es tu
marido”. Ante este hallazgo, por un momento me cuesta hilvanar las ideas en mi cabeza.
Saco al bebe de la
caja y lo llevo dentro. Por la ropita azul parece que se trata de un niño, esta
dormidito y la verdad es que es muy guapo. Intento llamar a mi marido, pero me
dicen que está operando en ese momento. La noche de Navidad suele ser dura en
su trabajo. No sé de quién puede ser ese bebe, pero tengo claro de que de mi
marido no es. Se hizo la vasectomía cuando tuvimos a la niña, de eso hace ya 15
años. Alguien quiere acabar con este matrimonio, pero ¿quién? Tengo que llevar
al bebe al hospital para saber si está bien, y de paso avisar a la policía. Me
visto mientras el niño sigue durmiendo plácidamente. Lo envuelvo en una mantita y salgo a la calle.
Un coche se acerca y se para a escasos metros de mí. Oigo unos gritos en el
asiento y reconozco la voz de mi hija que me llama. El corazón me da un vuelco
y corro hacia el coche. Entonces baja una mujer, la reconocí de inmediato, es una
ex compañera de mi marido, trabajaba como pediatra en el hospital. Pero hacía
casi un año que se había ido de la ciudad, por una depresión creo recordar. La
llamaban la aragonesa. Abre la
puerta trasera del coche y arrastra a mi hija por los pelos fuera. Mi hija
grita y yo quiero ir a su encuentro, el bebé se pone a llorar en mis brazos y
el miedo se apodera de mí. Esa mujer tiene algo entre las manos, ¡Dios mío es
un cuchillo! Lo pone en el cuello de mi hija. Oigo un teléfono sonar en la
casa, es mi móvil, con las prisas no lo cogí. Seguro que es mi marido, él sabe
que nunca me separo de él y que si no lo cojo sospechará que pasa algo. Trato
de acercarme a aquella mujer, está fuera de sí. Dice que nos va a matar a las
dos. Me acerco a ella para tratar de calmarla, el resultado es un pequeño corte
en el cuello de mi hija, puedo ver la sangre, no sigo avanzando y le pregunto qué
demonios quiere. En mi cabeza suena el teclado
de un piano con una melodía siniestra sacada de una macabra partitura. La respuesta es obvia quiere
a mi marido y librarse de nosotras dos. Quiere formar una familia con él y con
el hijo que dice que es de ambos. Yo le digo que no es de él que no puede ser, ahí
queda un poco confusa, veo que no lo sabía. Las sirenas de la policía se oyen acercándose,
dos coches patrullas se sitúan delante de la casa, detrás otro coche, lo reconocí,
era el de mi marido. Tratan de calmar a la mujer, pero ésta se enfurece más, la
vida de mi hija corre grave peligro. Mi marido baja del coche y se acerca
corriendo. Ella lo ve y le dice que nos tiene que matar para comenzar una nueva
vida juntos, con el bebé. Él se queda atónito no entiende nada, ¿de qué bebé le
estaban hablando? Un par de policías se sitúan detrás de ella esperando el
momento adecuado para reducirla. Le hacen señas a mi marido para que siga
hablando con ella. Él trata de calmarla diciendo que baje el cuchillo y que lo
solucionarán que se harán cargo del pequeño y que todo saldrá bien. Ella baja
la guardia y en eso los policías entran en acción, la reducen y salvan a mi
hija.
Días después nos
enteramos por la policía, que la mujer había robado el bebé del hospital, y que
sufría el síndrome de Clerambault o erotomanía. Estaba enamorada de mi marido y
en su cabeza se formó la idea de que era correspondida e incluso que iban a
tener un hijo juntos, como ella no podía tenerlos, lo robó de la maternidad.
Este síntoma no es muy corriente suele suceder en mujeres más bien tímidas,
aquejadas de depresión y baja autoestima. El objeto del engaño suele ser un
hombre inalcanzable bien por su status financiero, social, matrimonio o
desinterés.